Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Alicia y Cone pintan un mural mientras Amanda y Sofía viven sus propias aventuras en el bosque, así más o menos se titulan los cuentos infantiles que ha escrito Pamela Ayuso, la misma hacedora de Heptagrama, el libro más vendido de Amazon y que nos lleva al sistema de empresas de éxito basadas en siete pilares.
– El próximo aterrizaje de la nave es San Pedro Sula dice Pamela Ayuso emocionada cuando su desarrolladora está a punto de entrar en el mercado inmobiliario en San Pedro Sula tras una década de éxitos en Tegucigalpa.
– Pamela habla con su experiencia de vida sobre las dificultades que representa ser inmigrante y salir adelante en otro país.
– Como escritora ha creado obras de literatura infantil pero también tiene una pragmática producción sobre negocios, con pilares claros para impulsar cualquier emprendimiento.
Pero escribir no es el único quehacer de Pamela pese al éxito de sus producciones. Ella es una empresaria con una historia de triunfos que transmite para contagiar a otros con su energía.
Esta joven mujer de origen guatemalteco-hondureño, graduada en la universidad de Columbia en Nueva York y una guerrera sin tregua, comparte con Proceso Digital retazos interesantes de su vida, la que vive con sus hijas y con su esposo José Azcona Bocok .
PD – Cuéntenos un poco de su vida y su carrera
Pamela – Yo nací en Guatemala, mi papá era guatemalteco y mi mamá es hondureña; se conocieron en un hotelito (Itsmania) que tenía mi abuelo en el centro de acá, de Tegucigalpa. Mi papá vino a hacer negocios, él era emprendedor y así conoció a mi mamá, que estaba en la recepción del hotel. Se casaron y mi mamá se fue a vivir a Guatemala.
Lastimosamente eso no duró mucho porque mi papá murió cuando yo tenía 5 años. Eso es algo que a mí me marcó muchísimo, porque bueno, primero que todo yo solo había conocido Guatemala; era mi hogar, mi familia del lado de mi papá era la familia que yo más conocí. Y nos tocó desarraigarnos y venirnos acá a Honduras.
Gracias a Dios crecí en Honduras, muy feliz y Honduras ha sido mi hogar. Acá está la familia del lado de mi mamá.
Lo menciono porque siento que eso me marcó. Cuando una ha tenido una situación así de dura siendo pequeña, eso la obliga a crecer mucho más para valerse por sí misma. Mi mamá fue viuda, nunca se casó de nuevo.
Quizá maduré más rápido, yo me sentía responsable por mi familia, porque era la mayor.
PD ¿Cuántos hermanos son?
Pamela – Somos tres, tengo una hermana y un hermano. De ahí vino mucho de mi deseo de hacer. Me tocó también ayudarle a mi mamá después con mis hermanos a que ellos obtuvieran becas, mi mamá, gracias a Dios nos pudo sacar adelante a todos. Salimos a estudiar fuera e hice mi parte.
PD – ¿Y cómo fue su experiencia como estudiante y migrante en los Estados Unidos?
Pamela – Estudié en Estados Unidos y allá viví 10 años, que también fue otra etapa clave para mí porque me marcó desde el punto de vista de entender cómo se hacen las cosas en otros países.
Yo viví en Nueva York y trabajé en empresas muy grandes. En UPS, por ejemplo. En empresas que son de renombre mundial y donde tienen a los mejores cerebros del mundo y aprendí sobre cómo hacen las cosas para después poder venir a traerlas acá.
Al hacer mi maestría en la Universidad de Columbia, allá en Nueva York, empecé a sentir el deseo de regresar a Honduras y decidí volver. Regresé a Honduras porque yo quería apoyar el desarrollo de nuestro país.
PD – ¿Cómo miraba a Honduras a la distancia?
Pamela – Pues en ese momento con mucho cariño y como el lugar de mi niñez, un lugar seguro, un lugar familiar, cálido.
PD – A su retorno, ¿cuál es esa perspectiva, hay choque con la realidad del país que encontró muchos años después?
Pamela – Cuando yo crecí y en mi adolescencia, fue una niñez buena. Resguardada por mi mamá, básicamente iba de la escuela a mi casa, de mi casa, a la escuela y no me daba cuenta de mucho lo que pasaba en el país. En esos 10 años de mi ausencia ya empezaron los temas de narcotráfico y todos los problemas que hemos tenido y la verdad para mí fue un choque.
Ver tanta violencia en el país, ver esas portadas de los periódicos con masacres y crímenes. Para mí eso honestamente fue bastante duro. Pero ya en mi país somos nosotros los que lo vamos a sacar adelante.
Y yo me acuerdo de que cuando vine sabía que iba a trabajar, pero no sabía de qué iba a trabajar. Entre la cotidianidad, poco a poco fui desarrollándome en mi profesión. Empecé primero en Grupo Alianza, que es una desarrolladora de edificios y acá siempre tengo que mencionar a mi esposo (José Azcona) porque fue por el que yo entré en Alianza.
Él había fundado Alianza como un socio y yo con el tiempo y el trabajo me volví como gerente de operaciones.
PD – ¿En ese momento empezó el noviazgo?
Pamela – Ya para entonces estábamos casados.
PD – ¿Cómo fue esa parte de conocerse?
Pamela – Nos conocimos cuando yo vine en una vacación de la maestría, nos presentó un amigo y al principio solo fuimos amigos porque como le contaba yo no pensaba regresar a Honduras, entonces solo éramos amigos.
Pero después decidí regresar y a mi regreso ya establecimos una relación y nos casamos muy rápido. Pero como no habíamos sido novios tanto tiempo, entonces dijimos que íbamos a esperar a tener hijos y esperamos tres años antes de que naciera nuestra primera hija, Amanda. Toda esa época fue bien bonita.
PD – ¿Y la vida laboral entonces?
Pamela – Ya en el 2015 decidimos fundar nuestra propia empresa, que es Celaque, ya en ese momento yo le dije: bueno, ahora yo quiero manejar la empresa, yo quiero probar porque eso era lo que había estudiado y la verdad era lo que yo quería hacer. Siempre ha sido mi sueño manejar una empresa.
Entonces, en el 2015 él se dedicó más que todo a terminar de cerrar su ciclo en Alianza con el socio y yo empecé a armar Celaque que ya lleva casi 10 años de crecimiento y hasta este día continúo haciendo ese trabajo que me fascina. Estamos aportando al desarrollo de Honduras, que era lo que yo deseaba.
Nuestros proyectos se desarrollan en Tegucigalpa y son soluciones de negocios y también habitacionales.
PD – ¿Tiene usted un estimado de cuántas soluciones de negocios y habitacionales le han aportado a la capital del país?
Pamela – Eso es difícil de cuantificar porque la verdad no se sabe el impacto. Una vez estaba yo en un café y alguien estaba hablando de Metrópolis, que es uno de los edificios, decían que había allí como 40 odontólogos.
Y yo solo me puse a pensar en el impacto que tiene haber construido ese edificio porque todos esos odontólogos antes, – ¿a dónde hubieran estado? – Metrópolis es hoy como un centro de odontología en Tegucigalpa, entonces usted quiere hacer rayos X encuentra tres lugares en el edificio, hay un depósito dental o más de uno y hay odontólogos de todas especialidades. Y fue algo por inercia entre ellos, solo se volvió como un foco. Básicamente en ese momento había necesidad de ese tipo de clínicas.
Similarmente ocurre en vivienda. Estamos creando soluciones para resolver de alguna manera un poco el tema del tráfico que hay en la ciudad. Hay muchas personas que quieren estar más en la zona central de la ciudad y quieren seguridad. Les ofrecemos espacios cómodos, quieren todos los servicios que damos: agua, electricidad, digamos todos. Nuestros edificios tienen plantas, entonces de alguna forma estamos supliendo los problemas que tiene nuestra ciudad, que son de energía, de agua, de seguridad y construimos cientos de apartamentos. Y aún hay muchísimo más por hacer.
PD – ¿San Pedro Sula también es parte de sus desarrollos?
Pamela- Si Dios quiere, esperamos estar ahí este año. Ese es el próximo aterrizaje de la nave.
Y para Tegucigalpa estamos construyendo nuestro primer proyecto de casas en La Cumbre, estamos trabajando en una vía adicional, pero nuestro concepto siempre es vivienda. Hay muchísimo por hacer en el tema de vivienda en Honduras hemos tenido muy, muy poca inversión; extranjera cero y local muy poco para lo que se requiere.
El capital acá tiene mucho miedo, tiene miedo del futuro político, tiene miedo de la situación económica del país y muchas veces se retraen y este rubro requiere inversión a largo plazo, requiere creer, digamos un edificio, nos toma desde que compramos el terreno hasta que está construido. Pueden ser cuatro años. Esa perspectiva, muchas personas no la quieren tomar.
PD – ¿Qué pasa cuando ustedes analizan el contexto político, el contexto social, la violencia? Para este momento, por ejemplo, este es un país de emergencias, emergencia por el dengue, energía, emergencia ambiental…
Pamela – Pues yo creo que, como todo en la vida, uno puede ver el vaso medio vacío o el vaso medio lleno. Se puede ver esto como una oportunidad o como un desafío.
Nosotros lo vemos como una oportunidad, siempre, cada vez que hay un problema político o una emergencia también se requiere una solución y nosotros creemos que nuestro producto es una solución para muchas personas.
Nosotros creemos en Honduras y creemos en los indicadores subyacentes del país. Tenemos una población que está creciendo, una población joven, esas cosas no cambian, aunque hayamos tenido bruma en estos días o, aunque tengamos dengue, esas cosas continúan. Creo que se nos olvida porque nos distraemos, pero nosotros pensamos a largo plazo.
PD – ¿Y la emigración? Hay fuga de cerebros y hay fuga de mano de obra en la construcción, ¿tienen dificultades?
Pamela – Nosotros lo que intentamos es ser un polo económico, precisamente para que estas personas no se tengan que irse, tenemos personas que nos han dicho que se van para Estados Unidos y les decimos nuestra visión, muchos se terminan quedando, precisamente por las oportunidades que tienen, porque la mayoría de las personas prefieren estar en su casa.
Por mi experiencia se lo difícil que es ser inmigrante, yo sé lo que es valerse por uno mismo en otro país y no es fácil, la vida afuera es bien difícil, hay mucha discriminación.
Una no está en su hogar, yo crecí en estas calles, me las conozco todas y tengo recuerdos de cuando tenía 10 años en el bus de la escuela dando vueltas por ahí, oyendo la música que ponía el chofer (la 100.1 dice sonriendo). Esas cosas no tienen precio.
Entonces mi teoría es que la gente se quiere quedar en su país y nosotros lo que intentamos es ser un centro donde ese cerebro, ese talento, ya sea a nivel de mano de obra o a nivel profesional quiera quedarse aquí con su familia.
Y si, definitivamente que en la construcción nos ha afectado la fuga de mano de obra y sobre todo porque estamos creciendo, entonces más mano de obra necesitamos y muchas veces se hace más difícil.
PD – ¿Cuánto se ayudan en la industria de la Inteligencia Artificial (IA)?
Pamela – También nos ayuda la tecnología, entonces estamos buscando ideas de cómo ahorrarnos trabajo que antes hacíamos de que alguien tenía que cargar material hacia arriba, ya se está haciendo con elevadores montacargas o grúas para asegurar de que logremos salir con el personal que tenemos.
La IA es una herramienta, es como toda la nueva tecnología que hemos tenido.
A la gente siempre le da miedo, siempre que entra algo nuevo. Ahora dicen que se van a perder un montón de trabajos y ya he visto esto suficientes veces como para entender de que eso no es cierto. Lo que pasa es que nos adaptamos y nos volvimos más productivos y mejores y creo que nuestra calidad de vida va mejorando hoy en día.
PD – Eso de sustituir por máquinas la mano de los trabajadores puede ser bueno pero es triste a la vez…
Pamela: Es la realidad del mundo también esto se ha estado dando desde otras épocas, recordemos la industrialización.
Sucede porque el mundo está cambiando y la presión económica que ejerce Estados Unidos y Europa nos obliga a nosotros a volvernos más productivos y eso yo creo que es bueno.
PD – En este ámbito corporativo, ¿cuál es el papel de su esposo, el ingeniero Azcona?
Pamela – Está en la junta directiva. Sí, y él es parte ejecutora también del proyecto. Él trabaja como asesor, en los temas legales y constructivos, más que todo porque como él estuvo como diputado y conoce mucho de las leyes.
Y mi pasión son las organizaciones, entonces yo me he dedicado a construir.
Esto, como una organización, va más allá de sus dueños, la idea es crear una empresa estilo estadounidense, un Apple, un Google, lo importante, es la organización.
Todo nuestro personal es hondureño y, nosotros estamos muy orgullosos de lo que todos logramos hacer todos los días, son personas que se van desarrollando, que van creciendo con nosotros, entran acá como su primer trabajo y van haciendo trayectoria, muchos se vuelven gerentes y están haciendo cosas que nunca se hubieran imaginado que estuvieran haciendo tan jóvenes.
PD – ¿Impulsan entonces la movilidad social?
Pamela – Sí, esa es la idea. Tenemos ejemplos de albañiles que ahora son arquitectos, ingenieros y que llevan años con nosotros, eso es satisfactorio.
La Escritora
PD – Y al par, Pamela, usted tiene otra faceta, escribe cuentos infantiles, pero también tiene un libro de negocios que es el primero en ventas en Amazon, ¿cómo nos explica esto?
Pamela – Yo nunca me consideré una escritora, jamás. Mi abuela del lado de mi papá era conocida como la poetisa de Retalhuleu, ella tenía libros de poesía y después una tía, hermana de mi papá también me regaló unos libros de poemas que ella también publicó.
Yo creo que de ahí viene lo de escribir porque en el 2016, justo después de que habíamos fundado Celaque y después de que había nacido mi tercera hija, empezó una vocecita en mi cabeza a decirme: “escribe” y esa vocecita me volvía loca porque era insistente.
Yo me preguntaba, – ¿cómo voy a escribir? – tengo una bebé recién nacida, acabamos de fundar una empresa, mis otras dos hijas tenían en ese momento tenían 13 y 5 años…
Pero no me dejó en paz la voz, tanto así que empecé a escribir. Y empecé a escribir blogs de negocios. Al principio me costó muchísimo escribir, porque bueno, escribir, usted sabe cómo periodista que eso es una vocación, es un trabajo y es una habilidad que se va desarrollando con el tiempo, pero poco a poco me fue fluyendo más y más y empecé ya a tener mi blog en línea.
Y pensé, bueno, quiero escribir un libro de negocios, pero primero quiero hacer algo más pequeño. Ya había tenido la idea de un libro de cuentos para niños. En el 2018 escribí “Alicia y Cone pintan un mural” y lo publiqué en el 2019, me inspiré en mis hijas y el cuento es sobre un amigo imaginario que tenían mis dos hijas mayores y quise copiar ese mundo mágico y esa inocencia que los niños viven, es un cuento sobre la creatividad y el arte.
Luego escribí “Las aventuras de Amanda y Sofía en el Bosque” inspirada en mis otras dos hijas, la naturaleza y como la tenemos que proteger y respetarla porque es nuestro patrimonio que ahorita sale a relucir con la bruma, los incendios y también los fenómenos climáticos.
Ya para 2021 publiqué Heptagrama, primero lo publiqué en inglés y me fue bien; luego con una traductora uruguaya lo hice en español y me publicó una casa editora española, entonces el libro está disponible en varios países. Lo presenté en universidades, a emprendedores y a muchas personas les han gustado las teorías que presento allí.Esta joven mujer de origen guatemalteco-hondureño, graduada en la universidad de Columbia en Nueva York y una guerrera sin tregua, comparte con Proceso Digital retazos interesantes de su vida, la que vive con sus hijas y con su esposo José Azcona Bocok
PD – ¿Qué busca despertar en la conciencia del innovador y del emprendedor en Heptagrama?
Pamela – Es una guía porque creo que muchos de nosotros cuando fundamos una empresa somos apasionados por nuestros productos, pero, es importante saber cómo construir el negocio que es una capacidad distinta. Hay que construir bien el negocio detrás del producto para que crezca y no falle. Busco transmitir como impulsar negocios sostenibles y que crezcan.
En Heptagrama, los primeros cuatro pilares son sobre el orden con partes definidas y claras, los roles y el cómo encajamos en la organización. Los otros tres son para cultivar la flexibilidad, más en este país de emergencias, donde nos tenemos que ir adaptando a tantos cambios. Crecimiento y resiliencia.
PD – ¿Como mira el futuro usted, tanto empresarial como familiar en su caso?
Pamela – Soy optimista, yo estoy súper feliz con lo que estamos haciendo en Celaque.
Nos enfocamos en lo que hacemos, estamos comprometidos con lo que hacemos, nos gusta lo que hacemos, nos sentimos apasionados por lo que hacemos, siempre queremos seguir mejorando. O sea, todo el tiempo, ahorita, por ejemplo, estamos usando Inteligencia Artificial en todo lo que se nos ocurra, por ejemplo, inclusive a nivel de planos, fachadas, seguridad industrial, facturación, de todo.
Nos apasiona estar mejorando, ser mejores, innovar y crear productos excelentes. A mí me emociona lo que viene.
Así es Pamela Ayuso, una empresaria exitosa, una escritora con un potencial aún por revelar hasta dónde llegarán sus escritos y sobre todo una hondureña con calidad humana, cercana y con muchos sueños por realizar. (PD)