Ciudad de Panamá – El presidente panameño, José Raúl Mulino, anunció este jueves el primer vuelo directo desde Panamá a Caracas, la capital de Venezuela, con 70 inmigrantes venezolanos acogidos al programa panameño de retorno voluntario.

“Este lunes se llevará adelante el vuelo número 60 en el programa que tenemos de retorno voluntario. Es el primer vuelo a Caracas, 70 inmigrantes venezolanos retornan de manera voluntaria a su país, Venezuela, como dije directo a Caracas, ya no tenemos que triangular a través de Colombia y todo el engorro que eso significaba”, declaró el gobernante.

Mulino no dio más detalles, por lo que de momento se desconoce qué empresa aérea realizará el traslado a Caracas, que es servida por el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, a donde han suspendido temporalmente vuelos varias aerolíneas internacionales debido a riesgos operativos asociados a la inédita operación militar antidrogas de EE.UU. en el Caribe y el Pacífico.

El gobernante volvió a resaltar la drástica caída en el último año y medio del flujo de migrantes irregulares que llegaban a Panamá en su tránsito hacia Norteamérica, especialmente Estados Unidos, que se convirtió en una crisis humanitaria cuya atención drenó millones de dólares al Estado panameño, de acuerdo con las autoridades del país.

Este 2025 llegaron a Panamá 3.054 viajeros irregulares, un número que se asemeja a los niveles de 2012 y 2013, cuando lo hicieron 3.430 y 3.140, respectivamente, según una gráfica mostrada durante la conferencia de prensa semanal Mulino.

La cifra de migrantes irregulares registrada este año está muy por debajo de los 302.203 viajeros que llegaron a Panamá en su movilización hacia EE.UU. en el 2024, de los 520.085 del 2023, el año más crítico de la crisis, los 248.283 de 2022 y los 133.726 de 2021, de acuerdo con la misma gráfica oficial.

La drástica caída de los flujos migratorios hacia Norteamérica se atribuye a la dura política inmigratoria del Gobierno del presidente de EE.UU., Donald Trump, basada en deportaciones masivas y fuertes restricciones internas para esta población, a lo que se suma medidas panameñas como el cierre de caminos en la selva del Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia.