Ciudad de Panamá – El presidente panameño, Laurentino Cortizo, dijo que fue positiva la reciente reunión con autoridades de EE UU y Colombia, de la que salió un «plan piloto» para abordar el grave problema de centenares de miles de migrantes que cruzan la selva del Darién hacia Norteamérica.
Cortizo, que habló del asunto en una de sus giras de trabajo, señaló que espera resultados de ese plan piloto, ya que el país hace «un gran esfuerzo económico para atender el ingreso de los migrantes por la frontera con Colombia», a los cuales, recordó, Panamá ofrece atención de salud, hospedaje y alimentación.
El problema migratorio «sigue aumentando» ya que el año pasado ingresaron alrededor de 200 mil personas por la peligrosa selva de Darién, frontera natural entre Panamá y Colombia, y para este año se estima que pasarán 400 mil, destacó Cortizo, según un comunicado oficial.
El gobernante resaltó que la posición de Panamá es que el asunto debe «abordarse de forma compartida entre Colombia y EE UU», con quiénes, afirmó, su Administración mantiene «buenas relaciones».
Estados Unidos, Colombia y Panamá acordaron el martes de esta semana un paquete de medidas para abordar la grave crisis migratoria regional, entre las que se incluye combatir las redes de tráfico de personas por la peligrosa selva del Darién, en el marco de una reunión tripartita celebrada en la capital panameña.
Al término de esta reunión, la canciller de Panamá, Janaina Tewaney, explicó que el plan acordado «incluye una serie de acciones y compromisos trilaterales», y la primera es «combatir las redes de tráfico y trata que promueven el movimiento ilícito de personas y bienes a través de Darién, ya sea por vía terrestre o marítima».
El paquete de medidas incluye «abrir vías legales y flexibles para los migrantes refugiados, como alternativa al cruce del Darién» y un programa para «reducir la pobreza» en las comunidades del Darién y otras áreas afectadas para fomentar la economía local, explicó Tewaney.
Este plan tiene como base una reunión del pasado febrero entre representantes de EE.UU., Colombia y Panamá en la localidad de Apartadó, en el lado colombiano del Darién.
En Apartadó se acordó iniciar diálogos entre las autoridades de los dos países latinos y con los de origen de los migrantes, así como fortalecer los «intercambios de información judicial y labores de inteligencia», recordó la ministra panameña.
«Panamá, Colombia y Estados Unidos continúan trabajando en conjunto para abordar la situación humanitaria en el Darién. Uno de estos esfuerzos será una campaña coordinada para terminar con el tráfico de personas y mercancías» a través de la selva, dijo por su parte en una declaración pública el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas.
En este encuentro tripartita participó también el canciller de Colombia, Álvaro Leyva.
Panamá es la entrada a Centroamérica desde el sur del continente americano y sirve de paso para miles de migrantes irregulares procedentes de países de todo el mundo que viajan por tierra hacia Estados Unidos.
Este año la crisis migratoria por el Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, se ha agudizado, pues se espera que crucen unas 400.000 personas, casi el doble de los más de 248,000 migrantes que lo hicieron en 2022 y que obligaron a las autoridades panameñas a pedir ayuda internacional.
En lo que va de 2023, ya más de 100.000 migrantes irregulares han cruzado la selva del Darién, cifra histórica que representa un «incremento preocupante» al sextuplicar la del mismo período de 2022, alertaron este jueves la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).