Ciudad de Panamá – Panamá reportó este viernes «una drástica disminución del flujo de migrantes irregulares, principalmente venezolanos», que llegan al país por la selva del Darién, la frontera con Colombia, por donde han entrado en lo va del año 208.866 personas, una cifra sin precedentes.
«En los últimos tres días solo han ingresado por la vía irregular 2.292 personas, de las cuales 624 son de nacionalidad venezolana, lo que indica una drástica disminución en este tipo de migración», dijo en un comunicado el Ministerio de Seguridad Pública (Minseg), que citó datos del Servicio Nacional de Migración (SNM).
En octubre pasado se registraron picos sin precedentes en el flujo migratorio, con la entrada por día de hasta «3.000 y 4.000» migrantes irregulares, la gran mayoría venezolanos, explicó el martes pasado el jefe del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), Oriel Ortega.
Pero este jueves «ingresaron 477 migrantes irregulares, de los cuales 54 son venezolanos, lo que indica una bajada considerable», indicó la misiva oficial.
La caída en la cifra ocurre después de que el pasado 12 de octubre el Gobierno de Estados Unidos anunciara la norma que indica que todo venezolano que entre a ese país, habiendo cruzado de manera irregular la frontera de México y de Panamá, será expulsado a territorio mexicano.
Además, los expulsados serán excluidos del programa mediante el cual Estados Unidos dará estatus legal por dos años a 24.000 venezolanos que lleguen en avión y con patrocinadores.
«En lo que va de 2022, han ingresado al país» por la jungla «la cifra récord de 208.866 personas, restando un poco más de dos meses para terminar el año. De esa cantidad, 148.052 son de nacionalidad venezolana», precisó este viernes el comunicado oficial panameño.
En octubre, se contabilizaron «57.304 personas que han ingresado en el flujo de migrantes irregulares, de las cuales 40.360 son venezolanos», precisó el Minseg.
La peligrosa selva del Darién ha sido durante décadas una ruta migratoria irregular utilizada por personas de todo el mundo que viajan hacia Estados Unidos, pese a los graves peligros que entraña por su entorno salvaje y por la presencia de grupos del crimen organizado.
La región ha sufrido varias crisis de migrantes irregulares: de cubanos entre 2015 y 2016; de haitianos en 2021 y este 2022 de venezolanos, todos huyendo de crisis en sus países y con la intención de llegar a EE.UU.
Panamá ha instalado estaciones de recepción migratoria (ERM) en su fronteras con Colombia (sur) y Costa Rica (norte), adonde lleva a los viajeros irregulares para tomar sus datos biométricos y ofrecerles servicios sanitarios y de alimentación, un operativo que ha consumido más de 50 millones de dólares desde 2020 según los datos oficiales.
En las estaciones de recepción de migrantes «se encuentran 1.634 personas, de las cuales 1.123 son hombres, 230 mujeres, 149 niños y 139 niñas», indicó este viernes el comunicado oficial.
Migrantes irregulares venezolanos están llegando a un albergue temporal de la Embajada de Venezuela, situado en la capital panameña, para gestionar su retorno voluntario a su país, tras verse obligados a renunciar al «sueño americano» debido a las nuevas normas estadounidenses.