Tegucigalpa – La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, desenmascaró la violencia infantil en los hogares de Honduras, indicó hoy la especialista en Niñez y psicóloga de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), Ninoska Alfaro.

El comportamiento de violencia generado contra niños y adolescentes, mujeres e incluso hombres, forma parte del diario vivir de muchos hogares hondureños que a consecuencia de la pandemia por COVID-19 y de los fenómenos naturales Eta y Iota, quedaron desenmascarados en el país, refirió la funcionaria.

Alfaro señaló que las situaciones de violencia y abusos que se cometen contra la niñez en los hogares, constituidos como los principales espacios de protección, se evidenciaron a través de los casos de abusos sexual que se produjeron en los albergues donde permanecían menores de edad junto a sus familias, los cuales se encuentran bajo judicialización por las autoridades competentes.

La especialista informó que en lo que va del año 2020, la Dinaf a través de la alianza estratégica que mantiene con el Sistema Nacional de Emergencia 911 recepcionó 872 denuncias sobre casos de vulneración a los derechos de la niñez que van desde maltrato por trasgresión, omisión, niñez en situación de calle y mendicidad, trata de personas, abuso sexual, actos de lujuria, delito de estupro, entre otros.

De igual forma, en al menos 60 albergues la Dinaf ha abordado a más de cinco mil menores de edad a través de atenciones multidisciplinarias que incluyen asistencia legal, social, psicológica y de medicina.

“Los niños y niñas no son el problema, son el síntoma de una situación familiar carente de mucho afecto, comunicación, y de figuras parentales positivas” acotó Alfaro, al tiempo que estableció que los padres y madres de familia no son amigos de sus hijos e hijas, sino que deben ser una figura de autoridad que inserte valores, amor, confianza, y sobre todo, una ruta que debe ser encaminada a tener niños y niñas felices.

La falta del control de impulso, y de inteligencia emocional, son temas que deberían estar comprendidos dentro de la educación como una norma, sugirió la especialista, considerando que son estímulos que generan ambientes de violencia que contrarrestan los sistemas de creencias y valores saludables que se propician en el núcleo familiar.

Finalmente, reiteró el llamado a la población hondureña, particularmente a los padres y madres de familia de estar vigilantes del cuidado de los niños y niñas, y de brindarles afecto cariño, acompañamiento oportuno y escucha activa, considerando que la niñez es responsabilidad de todas y todos.