
Tegucigalpa – El arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, reflexionó hoy que en un mundo de más de lo mismo, el amor de Cristo es una novedad y un mandato transformador.
Solo el amor de los cristianos puede manifestar el amor de Cristo a los demás, incluso a los no creyentes, razonó.
El también presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) se unió a las intenciones del papa y pidió orar por él ahora que ya recibió la entronización y el anillo del pescador.
El amor de Cristo debe ser un mandato transformador para los cristianos, dijo.
En ese sentido, pidió radicalizar el amor y amar como Cristo nos amó, es decir con todas las fuerzas y con todo el Espíritu.
Muchos podrán ver a Jesús en el amor que nos tenemos los cristianos, incluso los que no creen, enfatizó.
Si en aquella hora el amor de Cristo hasta el extremo glorificó al padre, hoy es el amor de los cristianos el que lo glorifica y manifiesta al mundo, caviló.
Concluyó que es posible amar con la radicalidad de Cristo y que no hay otra forma de vivir si no es en el amor.
A continuación a Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del santo Evangelio según San Juan:
Juan 13, 31-33a. 34-35
Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos’’.