Washington.- La veterana congresista demócrata Nancy Pelosi, elegida esta semana candidata a presidir la Cámara de Representantes de EE.UU., debe convencer en los próximos días a 15 rebeldes de su partido para lograr la confirmación en ese cargo y convertirse así en la mujer más poderosa de Washington.
Pelosi ganó la nominación a presidenta de la Cámara Baja por una votación que acabó 203-32, una amplísima mayoría en el seno del Partido Demócrata, pero que no sería suficiente en enero, ya que necesita 218 votos a favor para convertirse finalmente en la líder de esa cámara.
Así, la legisladora por el distrito 12 de California tiene ahora unas semanas para persuadir a la mitad de los 32 demócratas que se opusieron a su nominación para que le den su apoyo en la votación del próximo 3 de enero, fecha en la que arranca el nuevo Congreso.
Pese a que la de este semana fue una votación secreta, varios de los disidentes dieron un paso al frente y aseguraron que ellos no votaron por Pelosi, de 78 años.
Entre ellos, el legislador por el primer distrito de Carolina del Sur, Joe Cunningham, la representante del octavo distrito de Colorado, Elissa Slotkin, y la congresista por el 11 distrito de Nueva Jersey, Mikie Sherrill, todos ellos nuevos miembros de la Cámara.
«Algunos de los demócratas más moderados temen que Pelosi sea vista como demasiado liberal por sus electores, y quieren que el partido vaya más hacia el centro; los más progresistas piensan que ella no es suficientemente reformadora; y los más jóvenes creen que es parte de la vieja guardia», explicó a Efe Laurel Harbridge-Yong, del Instituto de Investigación Política de la Universidad Northwestern.
Pelosi y sus aliados han estado trabajando entre bambalinas para hacer tratos con algunos de sus críticos y ganarse a los detractores y tienen varias semanas más para continuar para apuntalar el apoyo antes de la votación de enero.
De acuerdo con medios especializados, la veterana congresista ha prometido a algunos de ellos priorizar propuestas legislativas del agrado de los disidentes y ha ofrecido algunas posiciones importantes en comités poderosos de la Cámara Baja.
Además, uno de los dotes ampliamente reconocido de Pelosi es su facilidad para recaudar fondos; una táctica que también puede usar para «convencer» a aquellos miembros de su partido que no tengan claro que ella es la mejor candidata para liderarlos.
«Seguimos adelante con confianza y humildad. ¿Hay disidentes? Sí, pero espero ir ganando votos a medida que avanzamos en el calendario», aseguró Pelosi poco después de la votación.
Para el profesor de la Universidad de la Columbia Británica Paul Quirk es cierto que varios miembros conservadores de los Demócratas «prometieron durante su campaña electoral no votar por Pelosi para presidir la Cámara Baja».
Sin embargo, Quirk consideró en declaraciones a Efe que en enero «no tendrán una alternativa real», dado que solo hay una candidata demócrata para ese cargo, por lo que «deberán negociar algunas concesiones de Pelosi y votar por ella».
«Pelosi tendrá por lo menos los 218 votos que necesita para ser elegida», vaticinó el experto en política estadounidense.
Pelosi se convirtió en 2006 en la primera mujer en llegar a la presidencia de la Cámara Baja en la historia, pero en 2010 los demócratas perdieron la mayoría en favor de los republicanos, momento desde el cual ha sido la líder de la minoría.
En caso de vencer en la votación del próximo enero, Pelosi volvería a ocupar ese cargo, que la convertiría en la mujer más poderosa de Washington y en el azote principal del presidente estadounidense, el republicano Donald Trump.
Desde su posición, la demócrata deberá equilibrar la cantidad de pesquisas que abrirán los comités de la Cámara Baja para investigar a Trump, decidir cuáles son las prioridades legislativas e intentar lograr un mayor consenso bipartidista en cuestiones clave como el acceso a la salud.