Washington – Los principales responsables del Departamento de Defensa aseguraron hoy en el Congreso que la implicación del Pentágono en labores de seguridad fronteriza no afectará la «preparación» del ejército, pese a que la Casa Blanca pretende recurrir a sus fondos para construir el muro con México.
«La construcción del muro fronterizo por parte del ejército no se hará a costa de nuestra gente, nuestra preparación ni nuestra modernización», sostuvo el secretario interino de Defensa, Patrick Shanahan, durante una audiencia ante el comité de Servicios Armados del Senado.
El jefe del Pentágono compareció en la Cámara Alta para defender la nueva propuesta presupuestaria de Defensa para el próximo año fiscal, que contempla una partida de 9.200 millones de dólares para la construcción de infraestructuras.
De este montante, 2.000 millones de dólares servirían para reconstruir instalaciones militares dañadas por causas climatológicas, 3.6000 millones para erigir el muro en la frontera con México y otros 3.600 millones para «la financiación de otras emergencias», explicó el secretario de Defensa.
Este punto ha suscitado polémica, puesto que algunos lo ven como una argucia de la Casa Blanca para evitar el control del Capitolio, que hasta el momento se ha mostrado reacio a sufragar el muro prometido por Trump.
Por ese motivo, el senador demócrata Jack Reed preguntó a los representantes del Pentágono en la sesión si estaban «literalmente solicitando su autorización para financiar el muro» durante el próximo ejercicio fiscal, a lo que el subsecretario y responsable financiero de la cartera de Defensa, David Norquist, respondió: «Así es».
La otra inquietud expresada por los legisladores es cómo el despliegue de tropas en la frontera puede afectar la capacidad militar del país.
En estos momentos el Pentágono mantiene a cerca de 6.000 militares destacados en el límite con México, entre soldados en activo y reservistas de la Guardia Nacional.
El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford, aseguró que no le «preocupa» este despliegue, aunque, al igual que Shanahan, reconoció que no está justificado por una amenaza castrense.
«Es un reto de seguridad, no una amenaza militar», declaró Dunford.
Preguntado por cuándo prevé que termine la misión de los soldados desplegados en el sur del país, colaborando con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en tareas de seguridad, Shanahan apuntó que calcula que en torno a «un 30 o 40 %» volverán a sus casas a lo largo del próximo mes «cuando terminen su trabajo».