Managua – Nicaragua conmemora este viernes el Día del Periodista pero «no hay nada que celebrar», en un país sumido en su peor crisis sociopolítica en décadas, con decenas de informadores en el exilio, cierre de medios, denuncias de censura y hasta un reportero muerto en medio de las protestas que estallaron en abril de 2018.
Cada 1 de marzo se conmemora el Día del Periodista en Nicaragua porque en esa fecha de 1884 salió al público el primer periódico de frecuencia diaria en el país, pero la crisis que se ha extendido por más de diez meses anuló su sentido festivo este 2019.
«No hay nada que celebrar», advirtió la Asociación de Periodistas de Nicaragua (APN) en un pronunciamiento este viernes, en el que recuerda la muerte del colega Ángel Gahona en abril pasado, quien recibió un disparo certero mientras transmitía en vivo unas maniobras de la Policía Nacional en la ciudad de Bluefields en medio de protestas antigubernamentales.
La Asociación citó además el juicio del caso Gahona, que envió a la cárcel a dos jóvenes pese a que testigos, vecinos y familiares de la víctima alegaron su inocencia y culparon a los agentes de policía.
Durante la crisis han desaparecido varios programas televisivos, un canal de televisión salió del aire y permanece ocupado por la Policía Nacional, al menos dos radioemisoras de la ciudad de León fueron saboteadas en varias ocasiones, el periódico popular Q’Hubo desapareció de las calles, mientras que El Nuevo Diario, La Prensa, Metro y Hoy redujeron el número de sus páginas.
Como producto de la violencia y el asedio de la Policía y fanáticos oficialistas, al menos 66 periodistas se han tenido que ir del país, según la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, que entre abril y diciembre pasados registró al menos 712 casos de violación a la libertad de prensa.
En octubre pasado la Sociedad Interamericana de Prensa (SPI) otorgó a Nicaragua el Gran Premio SIP a la libertad de Prensa, por con afrontar «con valentía las presiones, la intimidación y el acoso sin desmayar en su denuncia rigurosa de la violación de los derechos humanos y la violencia indiscriminada del régimen de Daniel Ortega».
El dueño de medio que recibió el premio de la SIP en representación de los periodistas de Nicaragua, Miguel Mora, fue arrestado dos meses después y permanece tras las rejas junto con una periodista de doble nacionalidad, costarricense-nicaragüense, y un estudiante de periodismo que lideró las manifestaciones contra Ortega desde el estallido social de abril.
La crisis sociopolítica que vive Nicaragua ha dejado entre 325 y 561 muertos, de 340 a 777 detenidos, cientos de desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio, según organismos humanitarios.
El presidente nicaragüense reconoce 199 muertos y 340 detenidos, a los que llama «terroristas», «golpistas» o «delincuentes comunes».
Ortega, que lleva doce años seguidos en el poder, no acepta la responsabilidad de la crisis ni tampoco las acusaciones generalizadas sobre graves abusos de las autoridades contra los manifestantes antigubernamentales, y denuncia ser víctima de un intento de «golpe de Estado fallido».
En este contexto se instaló el pasado miércoles una mesa de negociación entre el Ejecutivo y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, en un nuevo diálogo para superar la crisis después de un primer intento fallido en mayo de 2018.
Las partes se reunirán nuevamente este viernes para una tercera ronda en la que intentarán superar el tema de las reglas de juego de la mesa, donde aparentemente están entrampados, sin que haya información sobre los garantes del proceso, un papel para el que se ha ofrecido la Organización de Estados Americanos (OEA).
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dicho que el Gobierno de Nicaragua ha cometido crímenes «de lesa humanidad», mientras que la aplicación de la Carta Democrática Interamericana (CDI) está en proceso en la OEA.