Chicago (IL) – La política migratoria que el Gobierno aplica desde hace un año en la frontera y que es conocida como «Permanezca en México» ha incrementado la separación de familias, con padres migrantes que prefieren que sus hijos enfrenten solos el proceso de asilo en Estados Unidos.
Antes que estar juntos por tiempo indefinido en campamentos improvisados y peligrosos, levantados en alguna ciudad fronteriza mexicana, los padres optan por lo que piensan es mejor para sus hijos y los dejan continuar solos el camino, para que sean procesados por la Patrulla Fronteriza como menores no acompañados.
«Es terrible, en muchos casos son niños de muy poca edad, pero los padres están arrinconados y no saben qué hacer», declaró a Efe la abogada Ana Raquel Deveraux, del Centro de Derechos de los Inmigrantes de Michigan.
Los abogados de este y otros centros del país que trabajan gratuitamente para defender los derechos de los migrantes que buscan asilo, y que han notado muchos de estos casos, tratan de unificar a las familias separadas en la frontera, pero hay casos en que se producen «separaciones de facto», dijo Deveraux.
Los menores no acompañados centroamericanos no son enviados de regreso a sus países por inmigración, como ocurre con los padres, que optan por librarlos a su suerte a la espera de que tengan más posibilidades de ser aceptados como refugiados.
«El riesgo es no verlos más», dijo la abogada, porque no todos esos niños tienen parientes o conocidos de la familia en Estados Unidos que puedan hacerse cargo de ellos.
En su opinión, la tendencia es nueva, pero cada vez se ven más casos en todos los estados del país que reciben a menores no acompañados, los cuales pueden quedar bajo la tutoría del Gobierno federal y eventualmente pasar a la custodia de familias de acogida, hasta que cumplan la mayoría de edad.
Según información de la Oficina Ejecutiva de Supervisión de Inmigración, que supervisa la actividad en las cortes migratorias del país, una tercera parte de los 60.000 solicitantes de asilo que han sido enviados de regreso a esperar en ciudades fronterizas mexicanas, son niños menores de 18 años.
De ellos, unos 4.300 tienen menos de 5 años y casi 500 no llegan al primer año de vida.
«En algunos casos son muy chiquitos y no se les puede explicar su situación», dijo Deveraux, quien señaló que el trabajo de contacto de los abogados se hace en español.
Desde octubre del años pasado, el Centro de Derechos de los Inmigrantes de Michigan ha entrevistado a alrededor de 160 jóvenes, de los cuales 19 eran niños impactados por los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), como se denomina la política.
Aunque no proporcionó detalles, la abogada dijo que el centro está capacitado para recibir a bebés e infantes, en una tarea que resulta «angustiante», porque son casos muy difíciles de resolver.
Las estadísticas oficiales indican que el 85 % de los menores no acompañados detenidos en la frontera proceden de Guatemala, Honduras y El Salvador, mientras que el 12 % corresponde a México.
En los campamentos levantados del lado mexicano de la frontera, para que los migrantes esperen la cita con un juez de inmigración, los niños corren el riesgo de ser víctimas de actos violentos, o de enfermarse de gravedad.
Desde septiembre de 2018, seis niños se enfermaron y murieron bajo custodia de la Patrulla Fronteriza, después de una década sin víctimas de ese tipo.
El congresista demócrata por Texas, Julián Castro, estuvo hace un mes junto a 16 colegas y miembros del Caucus Hispano de Congreso en un campamento improvisado que formaron unos 2.000 migrantes trasladados a la ciudad mexicana de Matamoros, la mayoría centroamericanos.
«Allí pudimos ver las condiciones vergonzosas como sobreviven, en tiendas de campaña y alimentados por organizaciones no gubernamentales», relató esta semana en conferencia de prensa en Washington.
«Son seres humanos, las personas que buscan asilo legal en nuestro país no deberían enfrentar estas condiciones», agregó el legislador.
Susan Reed, abogada jefe del Centro de Derechos de los Inmigrantes de Michigan, declaró en una entrevista con el Detroit News que los Protocolos de Protección a los Migrantes «son peores» que la política anterior de tolerancia cero del presidente Trump.
MPP no separan familias a la fuerza, pero crean de manera «intencional» las condiciones que llevan directamente a la separación, y los niños son quienes «pagan las consecuencias», agregó.