Miami – Organizaciones estudiantiles y feministas están movilizándose para que haya más universidades estadounidenses que vendan mediante máquinas expendedoras la llamada «píldora del día siguiente», algo que ya ocurre en siete campus del país.
La primera universidad en contar con el también llamado «Plan B» para evitar un embarazo fue Shippensburg, en Pensilvania, en 2012, y ahora organizaciones feministas quieren que a la lista se sume la Universidad de Florida (UF, pública), con sede en Gainesville (centro norte del estado).
«La pastilla es efectiva si te la tomas durante las 24 horas siguientes, por eso tenerla en las máquinas expendedoras eliminaría cualquier obstáculo de poder acceder a la píldora», argumenta a Efe Alia DeLong, miembro de la organización National Women’s Liberation de Gainesville y presidenta del comité del campus de la UF.
Actualmente, las alumnas de este centro público pueden acceder a pastillas del día siguiente a través del Centro de Salud Estudiantil, la enfermería del campus, por diez dólares, mientras que en las farmacias cuestan 50 dólares.
No obstante, los horarios de la enfermería, que cierra a las cinco de la tarde, así como la mayoría de fines de semana y los festivos, impiden un «acceso justo» a este método de emergencia anticonceptivo, aseguran las impulsoras de la iniciativa.
Es por eso que piden una máquina expendedora para poder acceder las 24 horas del día, también por un precio reducido, además de condones y productos de higiene femenina, como tampones.
La representante estudiantil indicó que por ahora la respuesta de la directiva universitaria fue que «no es necesario», ya que existe una farmacia en el campus.
«No quieren que la máquina esté en el medio del campus donde miembros conservadores o padres de nuevos estudiantes puedan verla. Les preocupa que dé una mala imagen», afirma DeLong.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. aprobó en 2013 la venta de la «píldora del día siguiente» sin necesidad de receta médica para mujeres de todas las edades.
Según datos de la Universidad de Florida que recoge la propia organización feminista, uno de cada cinco estudiantes de grado usaron la píldora en 2016, lo que significa un total de 7.000.
Su siguiente paso va a ser, según DeLong, ponerse en contacto con más universidades que les consta que están movilizándose para lograr disponer de estas máquinas y dejar de «entorpecer» así que las mujeres usen métodos anticonceptivos «con libertad».
Tras la universidad de Shippensburg, centros como Dartmouth College (Nueva Hampshire), College Pomona College (California), la Universidad de Stanford y los campus de la Universidad de California en Santa Bárbara, San Diego, Davis y Los Ángeles (UCLA) aprobaron que la píldora se vendiera en máquinas expendedoras en el campus.
El impulsor de la iniciativa en la Universidad de California, el exalumno Parteek Singh, asegura que no fue fácil, pero tras dos años de lucha en los consejos de representación estudiantil, finalmente logró «un paso más contra el estigma de los métodos anticonceptivos».
Así lo contaba al medio NBC, donde confesó que desde entonces recibe decenas de correos electrónicos de organizaciones estudiantiles de todo el país que le piden consejo sobre cómo impulsar esta iniciativa.
En todos los centros interesados se han dado casos como el que impulsó a Singh a luchar por esta acción: alumnas que necesitaban un viernes por la noche la píldora pero el dispensario del campus estaba cerrado y a la única farmacia abierta por la noche en la zona se le habían acabado las existencias.