Chicago (IL) – Estados Unidos comenzó el lunes a aplicar las primeras vacunas contra la covid-19, en lo que es el arranque de una campaña de inmunización histórica que empieza con los sanitarios y en las residencias de ancianos o los centros para personas con discapacidad, mientras que las minorías raciales figuran en una posición no prioritaria en el calendario.
“La ética médica y el principio de justicia obligan a que la vacunación trate a todos por igual, pero además debe ser equitativa”, declaró a Efe el doctor Craig Klugman, profesor de la Universidad DePaul de Chicago.
En su opinión, los afroamericanos y latinos están en “peor situación” socioeconómica y epidemiológica ante la pandemia que ha provocado ya más de 300.000 muertos y más de 16 millones de infecciones en el país.
Klugman, que es profesor de bioética, dijo que miembros de estas minorías están más expuestos a enfermar gravemente o hasta morir a causa de la covid-19 y destacó que las poblaciones afroamericanas y latinas enfermas por el virus son hospitalizadas 4,7 veces más que los blancos.
Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) también han recomendado dar prioridad a las minorías raciales, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que debe evitarse perpetuar o exacerbar las injusticias existentes en la campaña de vacunación, la cual puede suponer el comienzo del fin de la pandemia mundial.
En particular, los expertos instan a los responsables de la vacunación a poner especial cuidado con las desigualdades, ya que la primera etapa de esta campaña contempla 100 millones de dosis para una población de 300 millones de habitantes.
¿QUIÉNES PRIMERO?
Klugman dijo a Efe que “la filosofía nos muestra que hay varias formas diferentes de distribuir un bien escaso”. Las vacunas se pueden asignar según las necesidades, mérito, disposición de dinero para pagar, quién es más merecedor o tratar a todos por igual, agregó.
Los países más ricos pagaron por anticipado, incluso antes de que las vacunas fueran aprobadas por los respectivos entes reguladores, para recibir una gran cantidad de dosis que serán distribuidas a sus poblaciones.
Para evitar un problema con las demás naciones, la OMS creó COVAX, que es un intento de asegurarse de que las dosis estén disponibles de manera más equitativa para todos los países.
Estados Unidos no forma parte de este esfuerzo porque el presidente saliente, Donald Trump, retiró al país de la organización y para asegurar el acceso prioritario a las vacunas el mandatario firmó una orden ejecutiva y amenazó con invocar la Ley de Producción de Defensa, si fuera necesario.
Para Kugman, este reclamo “no tiene una base ética”, porque EE.UU no contribuyó con fondos para que Pfizer desarrollara la vacuna, no es miembro del COVAX y en su momento Trump rechazó la oportunidad de reservar la compra de más dosis.
La recomendación de los gubernamentales Centros para el Control y Prevención de Enfermedades es administrar la vacuna primero a los trabajadores de la salud y a las personas mayores.
Como todavía no hay suficiente para vacunar a todas estas poblaciones, los hospitales deben decidir dentro de su fuerza laboral quién recibirá la vacuna, o quién ha manifestado que no quiere inmunizarse. Luego, analizar quién está más expuesto (los trabajadores que están en la primera línea) o quién tiene la mayor probabilidad de infectarse y tener un mal resultado (por edad, enfermedades crónicas).
VACUNAS A COMUNIDADES MUY AFECTADAS POR PANDEMIA
Klugman dijo que los estados no están obligados a seguir las recomendaciones y pueden adoptar otro enfoque, y destacó que existe controversia sobre lo que implica ser un «trabajador de la salud».
“¿Son solamente las personas que entregan medicamentos a los pacientes, o también se incluye a quienes limpian las habitaciones o al trabajador de la cafetería que reparte la comida? ¿Los médicos que no ven a pacientes con covid deben recibir la misma protección que quienes trabajan en las salas de emergencia o que ponen a los pacientes en ventiladores?», preguntó.
En EEUU., la mortalidad más alta se da entre los mayores de 80 años, aunque la vulnerabilidad entre los afroamericanos y latinos no se queda atrás. Según los expertos, estas dos etnias tienen el doble de mortalidad que otras y la razón tiene que ver con la pobreza y el racismo sistémico.
“La realidad es que ser negro o latino significa que es probable que le vaya peor cuando se infecte con el virus. Y si eres una persona de color de edad avanzada, sabes que comienzas el juego con dos goles en contra (estadísticamente hablando)», dijo Klugman.
Su recomendación es dar prioridad a la vacunación de las comunidades de color, que han sido “duramente afectadas por esta pandemia y que históricamente han sido discriminadas en la medicina y la salud pública”, concluyó.