Nueva York – La policía de Nueva York desalojó en las últimas horas un “campamento” de inmigrantes, casi todos venezolanos, que durante tres días han protestado durmiendo en la acera del hotel que les servía de albergue y del que fueron desalojados a lo largo del fin de semana para ser reubicados en un nuevo refugio lejos del centro.
Los inmigrantes, todos hombres que habían llegado solos, se vieron obligados a recoger sus pertenencias y dejar la acera por orden de la policía, que dos días antes ya les había obligado a quitar las casetas de campaña en las que dormían algunos y que les protegían del frío invernal.
Hoy ya no quedaban en el lugar maletas, cobijas, ropa, sillas ni la mesa con café caliente y refrigerios que les prestaban grupos de apoyo. En su lugar, hay barricadas y varios policías que custodian el lugar en la calle 57, entre las avenidas 9 y 10 del bajo Manhattan, no muy lejos del famoso Carnegie Hall.
Tras ser desalojados, trabajadores de la ciudad comenzaron de inmediato a limpiar la acera, donde quedaban residuos de comida.
El desalojo comenzó a las 9 de la noche del miércoles: “Llegó la policía, dos camiones de limpieza y unos hombres vestidos de verde (guardia nacional)”, dijo a EFE Iván, que durmió los tres días en la acera.
“La policía se nos acercó mucho y nos pidió que nos retirarámos. Recogimos nuestras maletas, nuestras pertenencias. Es lo único que tenemos”, afirmó.
De acuerdo con el inmigrante, unos 15 de sus compañeros tomaron el autobús provisto por la ciudad donde fueron trasladados al terminal de cruceros en Brooklyn, que durante varios meses servirá de albergue temporal para mil hombres solteros.
El desalojo se ha producido horas antes de que llegue a Nueva York una ola de frío extremo que dejará los termómetros por debajo de -10 grados centígrados.
Los inmigrantes dormían en la acera en protesta porque, alegaron, en el terminal no había calefacción, no contaba con suficientes baños y para bañarse había que cruzar la calle, además de que es un lugar alejado de la ciudad.
El alcalde Eric Adams llegó a poner en duda de que los que dormían en la acera fueran realmente inmigrantes, parte de la ola de 43.000 que han llegado a Nueva York en los últimos ocho meses.