Miami – El agente de la Policía de North Miami Jonathan Aledda quedó libre de un cargo que enfrentaba por disparar a un terapeuta afroamericano que se encontraba desarmado, luego de que el jurado lo absolviera este viernes en una corte de Miami-Dade, en el sur de Florida.
Aledda fue encontrado no culpable de un cargo de negligencia culpable por el suceso ocurrido en 2016 y en el que tras disparar tres veces hirió al terapeuta Charles Kinsey, que se encontraba desarmado y echado en el suelo de una calle junto al paciente bajo su cuidado, Arnaldo Ríos, que padece de autismo.
En la audiencia de hoy, según informa el diario Miami Herald, Aledda insistió durante su testimonio que el día de los hechos confundió a Ríos, que jugaba con un camión de juguete plateado, con un hombre armado que tenía secuestrada a otra persona, Kinsey, y por eso disparó.
El agente aun afronta otro cargo por negligencia culpable y dos por intento de homicidio, sobre los que el jurado de seis miembros no alcanzó este viernes un veredicto unánime.
El abogado defensor, Douglas Hartman, señaló a los medios apostados en la corte que su cliente se hallaba «decepcionado con el veredicto general». «Esperaba ser absuelto, ir a su casa con su esposa y bebé», agregó.
Aledda fue demandado en agosto de 2016 pasado por Kinsey por uso excesivo de fuerza y realizar una detención ilegal, así como por violación de los derechos civiles.
En las imágenes que fueron transmitidas entonces por la televisión local se vio a Kinsey, echado en el suelo y con las manos en alto, para mostrar que estaba desarmado, junto al joven autista, que tenía un camión de juguete en las manos.
Kinsey, que de esta manera quería proteger a su paciente, fue alcanzado en el muslo de una pierna por los disparos, pese a que en todo momento pidió a la Policía que les rodeaba que no abrieran fuego.
Tras meses de investigación del suceso, los fiscales concluyeron que no se justificaban los disparos de Aledda, entre otras razones porque los agentes había sido informados por radioteléfono de que Ríos no llevaba ningún arma y los agentes, situados a unos 20 pies (seis metros) de distancia, no temían por sus vidas.
El caso de Kinsey tuvo gran repercusión en Estados Unidos en momentos en los que se registraron numerosas protestas por la violencia policial de tinte racial en el país.
Esta prevista una nueva audiencia el próximo 27 de marzo.