Suchiate (México) – Cientos de migrantes que llegan a México en la nueva caravana proveniente de Honduras recibieron hoy por parte de las autoridades un brazalete que los identifica mientras procesan su trámite, algo inusual en las medidas migratorias del país.
El Instituto Nacional de Migración (Inami) coloca estas pulseras rojas y blancas a los recién llegados para ubicarlos como personas con solicitud de ayuda humanitaria una vez ingresan al territorio.
De acuerdo con las autoridades migratorias, desde este jueves ya han solicitado el ingreso al país mediante asilo casi 1.000 personas provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Los peticionarios de asilo, una vez dentro de las oficinas de migración, dan sus datos personales a los funcionarios, quienes toman sus huellas dactilares para después colocarles el brazalete, lo que significa que su trámite ya está en proceso.
Debido a esta situación extraordinaria, las autoridades mexicanas han agilizado los tiempos de espera de resolución de la situación migratoria.
Tras su ingreso a México, regresan a Guatemala para esperar la resolución del trámite migratorio, consistente en una tarjeta de visitante por razones humanitarias.
Así, en lugar de esperar 30 días, ahora la decisión se comunica en un lapso de apenas cinco, haciéndose entrega de una tarjeta que les proporciona acceso a sanidad y al mercado laboral durante un año.
«Conforme al Plan de Atención Caravana Migrante, el proceso de recepción de migrantes consta de atención médica inmediata, alimentación, hidratación e información al momento de su ingreso», señaló hoy en un comunicado la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Asimismo, también inciden en la importancia del registro y colocación de pulseras que permite al migrante identificarse e iniciar y concluir la gestión de su regulación migratoria.
Una de las exiliadas de Honduras, Sonia Palacios, dijo hoy a Efe sentirse esperanzada por la vida mejor que se dibuja ante sus ojos.
La falta de empleo, la inseguridad y la violencia que se vive en su país la han obligado a huir de la violencia en compañía de su hija pequeña.
Según contó, las autoridades mexicanas que los están atendiendo les dijeron que ya no hay espacio en albergue que se instaló para ellos, pero que se espera que se habilite otro el próximo sábado.
Debido a esto, muchos migrantes regresan a Tecún Umán, en Guatemala para alojarse hasta que se resuelve su trámite.
José Manuel Mejía Pérez, también hondureño, contó a Efe su experiencia a la hora de obtener el codiciado brazalete.
Tras hacer fila «unos 15 minutos» logró obtener el distintivo por parte de la entidad migratoria y ahora tiene el plan de regresar, como Palacios, a Guatemala para esperar cinco días en los que no se quitará el brazalete de la muñeca.
«Nos dicen que ya estamos inscritos, que nuestros datos ya están en la computadora y que regresemos pronto por ese permiso», aseguró esperanzado.
Hoy, el Gobierno mexicano reiteró su posición «con visión humanitaria» a la hora de atender la ola de migración que desde el pasado año se vive en el país.
En tanto, unos 2.000 migrantes cruzaron hoy el puente internacional que separa Guatemala y México sin atender a la petición de las autoridades mexicanas y sin solicitar asilo.
A mediados de octubre de 2018 miles de centroamericanos -en su mayoría hondureños y salvadoreños- abandonaron sus países en distintas caravanas con el afán de llegar a Estados Unidos y solicitar asilo, en un éxodo que causó choques diplomáticos entre países.
En los últimos días, al menos dos nuevas caravanas han partido desde Centroamérica; una de hondureños conformada por unas 1.700 personas y otra de salvadoreños más pequeña, de unos cien migrantes.