Nueva York – El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) otorgó este lunes su Premio Internacional de Prensa 2020 a cuatro periodistas de Bangladesh, Irán, Nigeria y Rusia que han sido arrestados o han enfrentado cargos criminales en represalia por hacer su trabajo, ahora más difícil debido a la COVID-19.
En un comunicado, la organización con sede en Nueva York presentó sus honores al fotoperiodista Shahidul Alam (Bangladesh); el reportero económico Mohammad Mosaed (Irán); el fundador y director del periódico Premium Times de Nigeria, Dapo Olorunyomi, y la corresponsal regional de Radio Svoboda de Rusia, Svetlana Prokopyeva.
«Como los valientes y comprometidos periodistas de todos los lugares, los premiados del CPJ salen a informar de noticias sin miedo ni favoritismo por el bien de sus comunidades, su país y el mundo», dijo, citado en la nota, el director ejecutivo del ente, Joel Simon.
El CPJ también distinguió con el premio Gwen Ifill a la abogada Amal Clooney, por «trabajar sin descanso para liberar a periodistas perseguidos injustamente por líderes déspotas que usan leyes cada vez más punitivas para reprimir la información», de acuerdo a la presidenta de la junta directiva, Kathleen Carroll.
Los periodistas galardonados sabían que «se enfrentarían a poderosas fuerzas y enemigos de la verdad que intentarían impedirles su trabajo» pero no vaticinaron el impacto de la COVID-19, que «ha hecho su labor más difícil y peligrosa» y ha generado una «persecución feroz de la libertad de prensa» cuando regímenes autocráticos «suprimen noticias no favorables bajo el pretexto de la protección de la salud pública».
Precisamente, debido a la pandemia, el CPJ realizará este año su gala benéfica de entrega de premios de manera virtual, con perfiles en vídeo y discursos retransmitidos por internet, el próximo 19 de noviembre.
La organización señala que el bangladesí Alam fue detenido en 2018 por colgar un vídeo en redes sociales sobre las protestas estudiantiles en Dhaka y alegó haber sido golpeado en custodia antes de ser liberado ese año, mientras que el nigeriano Olorunyomi fue detenido por las autoridades en 2017 junto a una compañera bajo alegaciones de difamación.
Mosaed, que investiga casos de corrupción y sanciones económicas, fue forzado a dejar su puesto en un periódico por presiones del Gobierno iraní y detenido a finales de 2019 en relación con un tuit. Tras ser liberado a principios de 2020, lo arrestaron de nuevo por criticar la gestión del ejecutivo con la pandemia del coronavirus.
Por su parte, Prokopyeva fue imputada por «justificar el terrorismo» en 2019 en relación a unos comentarios que hizo en la radio Ekho Moskvy el año anterior cuando debatía sobre un ataque bomba suicida, y este mes ha sido condenada a pagar una multa tras un juicio en el que las autoridades habían solicitado seis años de prisión.