Nueva York – Nelson Pérez, el primer latino en ser designado arzobispo de la Arquidiócesis de Filadelfia, asumirá el próximo 18 de febrero su nueva función con el compromiso de la Iglesia católica con la comunidad inmigrante y los más necesitados.

«La Iglesia hace lo que tiene que hacer para servir al pueblo, no lo hace por razones políticas. Hace todo lo que puede hacer para acompañar a los inmigrantes pero también para levantar su voz consistentemente de la necesidad de una reforma comprensiva (integral) en el tema migratorio», indicó Pérez en entrevista telefónica con Efe.

El todavía obispo de Cleveland (Ohio), de origen cubano, aseguró que la Iglesia «camina con los inmigrantes apoyándolos con servicios sociales y humanamente a través de las agencias de cada diócesis y comunidades parroquiales».

El obispo, nombrado el pasado enero por el papa Francisco como Arzobispo de Filadelfia (Pensilvania), ciudad donde precisamente comenzó como sacerdote, ha dejado escuchar su voz en reclamo de respeto a los derechos y dignidad de los inmigrantes.

La comunidad emigrante ha estado bajo ataque durante la Administración del presidente republicano Donald Trump con diversas políticas como separar a niños de sus padres en la frontera de EE.UU. o negar el asilo a víctimas de violencia doméstica y de pandillas.

Las críticas de activistas, las acciones legales o reclamos de la Iglesia católica en EE.UU. a través de su Conferencia Episcopal, de la que es miembro, no han cambiado o disminuido las políticas de Trump y otros líderes republicanos contra los inmigrantes.

Ablandar el corazón de los republicanos no es misión de la Iglesia, advierte Pérez, de 58 años, aunque recordó que sí levantan «su voz en cuestión de los derechos humanos, la dignidad de la persona, y aboga por aquellos que necesitan ayuda».

«Los cambios en los corazones es cuestión de Dios. La Iglesia hace lo que siempre ha hecho: levantar su voz a favor de los más vulnerables», afirmó el obispo, que creció en New Jersey y que previo a ser nombrado obispo para Cleveland, en julio del 2017, fue obispo auxiliar de la diócesis de Rockville Centre, en Long Island, en Nueva York desde 2012.

Allí trabajó con los jornaleros y la crisis y violencia de las pandillas y otros asuntos que impactaban a la comunidad hispana.

Pérez, que está en medio de su traslado a Filadelfia, indicó además a Efe que sus prioridades en su nueva encomienda se resumen en dos palabras claves: «escuchar y visitar», y recordó que como obispo sirve a todas las comunidades por igual.

«Soy en realidad un obispo católico que tiene la bendición de conocer la cultura latina y la lengua española, que me da la facilidad de servir a ese segmento de la Arquidiócesis de Filadelfia con más facilidad que otros», argumentó.

Recordó que regresa a Filadelfia tras siete años y medio de ausencia y que su deseo «es escuchar dónde ellos (sus feligreses) se encuentran y visitar parroquias, las comunidades, escuelas, encontrarme con el pueblo para precisamente escucharles».

«No regreso con ninguna agenda más allá de la que me ha nombrado el santo padre de servir a ese pueblo como obispo, como su pastor», indicó Pérez, cuya misa de instalación será el 18 de febrero y que sustituirá al arzobispo Cherles J. Caput, cuya renuncia por edad aceptó el papa Francisco.

El obispo también habló con Efe del abuso sexual de menores por sacerdotes, situación que «ha sido profundamente dolorosa para la Iglesia, para el pueblo, los sacerdotes fieles, que son la gran mayoría».

«Ha sido muy doloroso y estamos todavía en camino de la sanación a través de la oración, el diálogo y escuchar», afirmó y agregó que considera que la Iglesia católica en EE.UU. ha confrontado la situación «de una forma heroica» y que ha tomado un sinnúmero de caminos para evitar que vuelva a ocurrir.

Señaló además que el abuso de menores, «algo que estremece a todos», es una lamentable realidad en otras instituciones y organizaciones y que la Iglesia católica se ha convertido en una especie de mentor para éstas.

«Ha sido una realidad del elemento humano, distorsionado, criminal y maligno», dijo, para agregar que la Iglesia ha hecho todo lo posible «por echar a ese maligno» y seguir hacia adelante «de forma heroica».