Quito- La primera ópera mariachi del mundo «Cruzar la Cara de la Luna» se presenta estos días en el Teatro Nacional Sucre de Quito, la primera sede suramericana que acoge este éxito internacional que cuenta la historia de una familia de inmigrantes dividida por la frontera de Estados Unidos y México.
Con libreto del director estadounidense Leonard Foglia y la participación de más de treinta artistas en escena, la singular pieza explora a través de la música mexicana más reconocida el fenómeno del desplazamiento y la migración, en momentos en que Ecuador se ha convertido en uno de los principales receptores regionales de emigrantes venezolanos.
«Es una ópera rica y honesta porque la migración es un fenómeno universal y sucede en todo el mundo», declaró a Efe su director.
Desde su primera escenificación en 2010 en Houston, esta ópera mariachi ya ha recorrido escenarios de San Diego, París, Chicago y Nueva York y ahora se presenta en la capital ecuatoriana hasta el próximo domingo.
Mediante una actuación nostálgica pese al característico y vivo tono de las trompetas, la obra invita al espectador a preguntarse cuál es el verdadero hogar de las personas que migran, los sentimientos y la tristeza de las familias que se separan en busca de un futuro mejor y sustentable en Estados Unidos.
«Se puede observar cómo la gente se mueve de un lugar a otro y me pregunto, ¿dónde está su casa?, ¿por qué nos movemos todo el tiempo de país en país?, tal vez tu casa es donde naces, donde vives, donde te casas o donde está tu espíritu o tu corazón», argumentó Foglia.
Por Ecuador han pasado más de un millón de migrantes venezolanos, de los que alrededor de un veinte por ciento se han radicado en el país para intentar un nuevo futuro.
«Este (el de Venezuela) es un ejemplo perfecto sobre cómo sucede en todas partes. La gente está escapando de situaciones políticas, duras situaciones en sus hogares en Venezuela, buscando una vida mejor», afirmó.
Y señaló que «la diferencia entre EE.UU. y Latinoamérica es que en EE.UU. todos son inmigrantes y tienes que ver desde cuántas generaciones atrás lo son».
Inspirado en la historia de su padre, un italiano que salió de su país hacia Estados Unidos, Foglia creó la trama de «Cruzar la Cara de la Luna» con una escenografía inicial en la que un hombre agoniza mientras recuerda la muerte de su esposa al intentar cruzar la frontera que une a México con el país norteamericano.
El desenlace plasma el dolor y la desesperación de una mujer que se separa de su esposo y en un intento de llegar a Texas muere en el desierto, dejando a su hijo de siete años huérfano de madre.
Doce mariachis y una docena de bailarines y cantantes, entre los que figuran tres artistas del montaje original, dan vida a esta cruda historia, la realidad de muchas familias que migran con la idea de salir de la pobreza y mejorar la calidad de vida sin saber que su futuro en realidad puede ser incierto.
Para Foglia el abordaje del fenómeno debe pasar por considerar a los inmigrantes como seres humanos, no como individuos ni estadísticas. «En esta ocasión trato de contar la situación desde una familia para dar un trato particular a la inmigración», dijo.
El director avanzó que la producción original retornará a EE.UU., con una función especial en Texas y en diciembre visitará México.
En su presentación ecuatoriana la obra cuenta con la intervención de la Escuela Lírica, el Coro Mixto Ciudad de Quito y la participación del mariachi Sol de Plata.
La dirección musical bajo la batuta de Chía Patiño, la escénica de Foglia, y el diseño de vestuario es de César Galindo.