Un agente de la patrulla fronteriza estadounidense habla a un grupo de jóvenes migrantes centroamericanos tras ser detenidos en los margenes del Rio Bravo, en la fronteriza Ciudad Juárez (México). EFE/Rey R. Jauregui/Archivo

Phoenix (AZ) – El abandono y las situaciones traumáticas que padecen los migrantes en su travesía hasta la frontera sur del país han llevado a un grupo de especialistas de la Universidad de Nuevo México (UNM) a colaborar en encontrar tratamiento a sus necesidades médicas y psicológicas.

El equipo de atención médica comunitaria del Centro de Ciencias de la Salud de la UNM ha empezado, a través del programa Border TeleECHO, a proveer vía teleconferencias recursos y asesoría a profesionales mexicanos de la salud que atienden a migrantes y sus familias acomodados en refugios temporales o campamentos improvisados al otro lado de la frontera.

La neuróloga Joanna Katzman, directora principal del Proyecto ECHO, explicó a Efe que los migrantes que viajan hacia el norte, en su mayoría centroamericanos, han vivido situaciones muy traumáticas durante su trayecto, lo que se suma a la violencia y el abuso que han sufrido en sus países.

Durante su corta estancia en los albergues y refugios requieren ayuda inmediata, además de un seguimiento psicológico una vez que se reunifican con sus familias, y por ello en ECHO trabajan e intercambian información con profesionales de los Departamentos de Salud de los estados mexicanos de Sonora y Chihuahua.

«Cuando llegan con sus familiares deben de tomar en cuenta esas experiencias de violencia tan fuertes y lo que vivieron en el viaje, pero además tienen que lidiar con un futuro incierto, cambios de costumbres, rutinas y nueva estructura familiar», señaló Katzman.

«Son cambios drásticos y deben tomar precauciones con su salud mental», apuntó.

Tras más de 20 años de servicios en todo el mundo, ECHO empezó esta labor en partes de la frontera entre EE.UU. y México ante las altas tasas de inmigrantes que llegaban en especial hasta la línea divisoria de Nuevo México, Texas y Arizona.

Fue así como comenzaron una serie de teleconferencias bilingües con médicos de Ciudad Juárez (México), quienes les describían las necesidades de los migrantes que eran puestos en campamentos improvisados por las autoridades migratorias.

«Han visto que los migrantes en los refugios, en su mayoría están saludables, no tienen problemas muy graves ya que son personas jóvenes y traen problemas de deshidratación, gripe, infección de estómago, pero coinciden en que no se ponen mucha atención a la salud mental», explicó la investigadora.

Debido a que los migrantes están en refugios o centros de detención por poco tiempo es importante que los sanitarios lleven un seguimiento a futuro, agregó.

«Cada persona es diferente, todo depende de sus experiencias. Algunos van a querer ver a un especialista pronto, otros no van a querer ver un psicólogo en años, pero ojalá que los servicios estén disponibles en los lugares a los que llegan», comentó.

En febrero pasado, el Gobierno de Estados Unidos instauró el polémico programa Protocolo de Protección Migrante (MPP), que regresa a los migrantes a esperar en México mientras se desarrolla su petición de asilo político y que ha llevado a que al menos 52.000 migrantes se mantengan en albergues temporales o refugios improvisados al otro lado de la frontera.