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Ginebra – Las promesas incumplidas en el reparto de las responsabilidades frente a las distintas crisis de refugiados de los últimos años y la advertencia de que una nueva emergencia puede estar a punto de estallar en la frontera entre India y Pakistán, marcaron hoy el inicio del primer Foro Global de Refugiados.

Al cumplirse un año desde que gobiernos de todo el mundo llegaran a un pacto mundial sobre esa cuestión, la ONU secundada por cinco países (Alemania, Costa Rica, Etiopía, Pakistán y Turquía) extendió la convocatoria al sector privado y a la sociedad civil que acudieron masivamente a esta cumbre que se inauguró en Ginebra.

En las primeras intervenciones, varios jefes de Estado lamentaron la escasa solidaridad que han mostrado la mayoría de países que no se ven confrontados directamente al fenómeno de los refugiados, así como la forma como ciertos líderes políticos han aprovechado la situación para azuzar el miedo y el odio hacia los refugiados, y denigrar su imagen.

El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, dijo que entre las promesas fallidas está la que se hizo a países como el suyo, que acoge a inmigrantes y refugiados de diversos orígenes, de que se les ayudaría a sobrellevar la carga.

Costa Rica es el país latinoamericano con la proporción más elevada de inmigrantes y refugiados (10,5 % de su población), el doble de Chile, en segundo país de la región en esta categoría.

Alvarado explicó a cientos de ministros y altos delegados de gobiernos de todo el mundo que al flujo migratorio de venezolanos, de haitianos y de otros países del Caribe, en los últimos dos años se ha sumado el de nicaragüenses que han escapado de la crisis política y social en su país.

Según el mandatario, entre 2018 y 2019, las instituciones costarricenses han recibido 75.000 solicitudes de asilo «en un país de sólo 5 millones de habitantes», pero advirtió que esta situación no se revertirá en tanto la situación en Nicaragua no se resuelva.

El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, dijo que el bloqueo que ha impuesto India sobre la región de Cachemira y que lleva cinco meses «tiene el objetivo de cambiar la demografía y convertir a los musulmanes en una minoría, lo que probablemente lleve a una nueva crisis de refugiados».

«El mundo debe tomar nota de lo que esta ocurriendo y presionar al Gobierno indio para prevenir otra crisis», insistió el jefe de Estado paquistaní, quien advirtió que esto puede desencadenar, en última instancia, «un conflicto entre dos países con capacidad nuclear».

Khan sostuvo que la medida del Gobierno de India para facilitar el reconocimiento de la ciudadanía a inmigrantes no musulmanes también está generando tensiones que pueden desencadenar en un éxodo de refugiados que Pakistán, que ya acoge a 3 millones, no podría absorber.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recordó que, con 71 millones de personas refugiadas, solicitantes de asilo o desplazadas dentro de su propio país, el mundo se encuentra en un pico histórico de desplazamiento forzoso.

Guterres, quien fue diez años alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados, dijo que la experiencia le ha mostrado que «la generosidad no siempre es proporcional a la riqueza» de los países.

Como copatrocinadores del evento, Suiza y Alemania prometieron desde la tribuna generosas contribuciones a la Agencia de la ONU para los Refugiados: el primero en torno a 115 millones de euros para los próximos dos años, y el segundo de 124 millones de euros para 2020.

Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, cuyo país alberga oficialmente el mayor número de refugiados del mundo, criticó a la Unión Europea por no haber aportado las contribuciones que le prometió para cubrir las necesidades básicas de los cinco millones de refugiados que ha recibido, la gran mayoría sirios.