Nueva Delhi.- Manifestantes de varias ciudades de la India se han propuesto convertir las celebraciones callejeras de Nochevieja en una continuación de las protestas contra una enmienda legal que desde hace semanas sacuden al país, dejando al menos 25 muertos y miles de detenidos.

Los convocantes llaman a las personas a expresar su rechazo a una enmienda de la Ley de Ciudadanía que permite optar por la ciudadanía india a miembros de minorías religiosas procedentes de Afganistán, Pakistán y Bangladesh, pero excluye a los musulmanes.

Las concentraciones durante la última noche del año están previstas en varios puntos de Nueva Delhi, así como en las ciudades de Bombay (oeste), Calcuta (este) y Chennai (sur), entre otras, con sesiones de lectura de la Constitución india, recitales, e interpretación de canciones de resistencia en el programa.

«Tomemos parte del compromiso para salvar nuestra Constitución», indica uno de los llamados.

Uno de los escenarios es la Universidad Jamia Millia de Nueva Delhi, que ha sido uno de los principales focos de las manifestaciones en la capital y donde la Policía cargó contra los estudiantes sin el permiso de las autoridades del campus el pasado 15 de diciembre generando una ola de repulsa en todo el país.

TRES SEMANAS DE PROTESTAS

Las protestas comenzaron cuando el pasado 9 de diciembre el Gobierno nacionalista hindú del primer ministro indio, Narendra Modi, presentó el proyecto de enmienda a la ley en el Parlamento.

La norma permite regularizar a inmigrantes procedentes de Afganistán, Pakistán y Bangladesh llegados al país antes de 2014 y pertenecientes a las religiones hindú, sij, budista, jain, parsi y cristiana.

Fue aprobada tres días después entre a las denuncias de la oposición, que ve en el texto un ataque al espíritu laico de la India, y en las calles.

La ley, y los planes del Gobierno de Modi de practicar un censo en todo el país para identificar a los inmigrantes indocumentados, ha provocado el temor de la minoría musulmana de ser relegada a un estatuto de segunda.

El propio Modi ha intentado calmar los ánimos negando cualquier tipo de discriminación contra los musulmanes indios, y asegurando que un censo de ciudadanos no ha sido discutido por su Gobierno, contradiciendo declaraciones anteriores de su Administración y compañeros del partido.

La ola de protestas en todo el país, en ocasiones violentas, ha dejado al menos 25 personas muertas, la mayoría de ellas a causa de heridas con armas de fuego, y centenares de detenidos.