Tegucigalpa – La Iglesia Católica de Honduras centró su mensaje en la homilía dominical en el amor de Dios y señaló que quién no ama, no vive.

Así lo externó el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, quien además enfatizó que amando se da vida, por lo que exhortó a amar hasta el extremo como lo hizo Dios primero.

El amor no se gasta por darlo, si no que se renueva y se fortalece. Dios es amor, agregó.

Nos amó cuando aún éramos pecadores, más aún nos amó antes de que pudiéramos corresponderles, amándonos nos creó, por amor nos hizo, por tanto nada hay auténticamente humano que sea distinto al amor, reflexionó.

El amor nos une a Dios y al hombre ya que el amor humano también es el divino. Jesús nos amó hasta el extremo, continuó.

Enfatizó que el amor de Dios es único y perfecto y se da a todos lo que estén dispuestos a recibirlo sin atención de personas, por ello todo ser humano puede experimentarse como amado y como pecador perdonado.

El cristiano descubre al escuchar a Jesús y cumpliendo sus mandamientos que amando es como se conoce a Dios.

El amor es lo que Dios nos ha revelado de sí, su realidad más íntima. Al amor se le da vida amando, caviló.

“Conclusión: atrévete a amar, porque el que no ama no vive, el testimonio de Jesús nos enseña que amando se da vida”, zanjó.

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del santo Evangelio según San Juan

Jn 15, 9-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros».