Los Ángeles – Treinta y dos desamparados de Los Ángeles van a ser los primeros inquilinos de un edificio construido a partir del reciclaje de contenedores de transporte marítimo, cuyos promotores creen que puede ser la clave para solucionar el grave problema de las personas sin techo en la urbe californiana.
La denominada «Steaven K. Jones Supportive Community», localizada en el sur de la urbe angelina, será presentada este viernes y las 32 personas seleccionadas que hoy viven en «refugios para indigentes, algunos en tiendas de campaña en aceras y otros en vehículos en las calles» podrán entrar a los apartamentos el 1 de octubre.
El edificio ha costado 3,6 millones de dólares, sufragados con donaciones, y consta de ocho unidades amuebladas con una superficie de 800 pies cuadrados (75 metros cuadrados) y un baño y cuatro cuartos con una cama cada una.
La renta de cada cuarto es de 550 dólares al mes, pero los inquilinos no pondrán nada de su bolsillo, pues el dinero se pagará con los subsidios que otorgan entidades públicas.
«Este proyecto es para cambiar la manera en cómo resolvemos la situación de proveer viviendas a personas desamparadas en Los Ángeles», dijo a Efe Sarah Jessup, presidenta de la junta de directores de The People Concern (La preocupación de la gente), una de las organizaciones que están detrás de la iniciativa.
La Autoridad de Servicios para Desamparados en Los Ángeles (LAHSA) ha contabilizado este año a 52.765 personas indigentes en el condado, de las cuales 25.224 duermen en vehículos, en tiendas de campaña o techos improvisados en aceras o predios baldíos.
Solo un 25 % vive en refugios para indigentes, el resto vagabundea, de acuerdo con este «censo».
Jessup señala que dado que el poder político y económico establecido no resuelve el problema de la indigencia, «los ciudadanos comunes debemos resolverlo, porque no queremos que Los Ángeles sea reconocida como la capital de los desamparados».
Kevin Hirai, jefe de operaciones de «Flyaway Homes» (Casas móviles), otra de las organizaciones promotoras, dijo a Efe que «el proyecto es único», porque los «módulos» habitacionales fueron construidos en una «fábrica de reciclaje de contenedores de barco».
Las piezas fueron transportadas después hasta el terreno en donde «en tres días» ensamblaron el edificio de tres pisos.
«Con los contenedores de barco, que fueron usados de China a California, formamos los huesos estructurales de las unidades habitacionales», indicó Hirai.
«Si somos capaces de construir a un piso por día todo un edificio de tres o más plantas, bien podríamos proveer casas, rápido, a más de 50.000 desamparados de Los Ángeles», aseveró.
El proyecto se ha beneficiado de «generosas» contribuciones de la fundación Rose Hills y HSBC Bank USA.
Además, los inquilinos de este singular edificio contarán con la ayuda de la organización «The People Concern» para llenar solicitudes de «subsidios» para desamparados, por ello «el costo para su bolsillo será cero», enfatizó Hirai.
Félix García, de 64 años, originario de Guatemala y residente en el vecindario donde se erige el nuevo edificio, manifiesta «empatía» hacia sus nuevos vecinos.
«Yo quiero empoderarlos cuando ya estén aquí, por eso les diré dónde están los recursos de ayuda en esta comunidad», dijo a Efe García, quien considera que «es un gran proyecto», pues ha unido a organizaciones no lucrativas, empresa privada, vecinos y políticos «para encontrar una solución» para las personas que «duermen en la calle».
Lawry Meister, presidenta de «Flyaway Homes», dijo a Efe que la idea del edificio hecho con gruesas láminas reutilizadas surgió de una conversación de su padre con el filántropo Steaven K. Jones sobre cómo construir viviendas baratas para «personas de bajos recursos».
«Desde la idea inicial hasta terminar el edificio nos llevó solo 10 meses, porque la ciudad de Los Ángeles acelera los procesos de permisos de construcción cuando benefician a desamparados», reveló Meister.
Un segundo edificio, de construcción similar y con el mismo propósito, ya es parte de los planes de «Flyaway homes» para la zona sureña angelina. EFE