Phoenix (EE.UU.) – Religiosos y responsables de refugios en Arizona (EE.UU.) que reciben a indocumentados liberados por las autoridades migratorias solicitaron hoy ayuda para dar atención médica a los «muchos» que llegan enfermos.
Pastores
religiosos al frente de refugios reciben cada día hasta un centenar de
indocumentados, en su mayoría centroamericanos, que son liberados en
estaciones de autobuses por las autoridades mientras se desarrolla su
caso en una corte de inmigración.
«Vienen
muchas personas enfermas, los tienen por días en celdas muy frías, les
quitan los suéteres. Como no les proveen agua en botellas tienen que
tomar agua de los lavabos del baño, la que tiene cloro, por lo que
prefieren no tomarla y la mayoría presentan cuadros de deshidratación»,
dijo hoy a Efe el pastor de la Iglesia Nueva Esperanza, Israel Camacho.
Mencionó
que entre las iglesias y refugios locales existe una gran necesidad de
atención especializada de profesionales de la salud, así como
medicamentos genéricos.
«En ocasiones tenemos que llevar a las familias a los hospitales para que las revisen», explicó Camacho.
El
caso de la niña guatemalteca de siete años Jakelin Amei Rosmery Caal
Maqui, que murió esta semana tras sufrir un cuadro de deshidratación y
estaba bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza
(CBP, por sus siglas en inglés), ha vuelto a poner sobre la mesa las
condiciones en las que permanecen los indocumentados detenidos por las
autoridades migratorias.
El
pastor Ángel Campos, de la iglesia bautista de Monte Vista, que ha
brindado refugio a más de 1.000 inmigrantes en los últimos dos meses,
señaló que la mayoría de los niños que llegan a los refugios vienen
enfermos.
«Principalmente de gripe, o problemas de garganta o dolor de cabeza», dijo a medios locales este fin de semana.
La
noche del viernes, la iglesia de Nuevo Esperanza, en Mesa (Arizona),
recibió a un grupo de decenas de inmigrantes y, según Camacho, de los 20
niños que formaban parte casi todos estaban enfermos, incluida una niña
de 4 años que tenía fiebre alta y presentaba dolores en los pies.
«Si ves a un niño que está enfermo, ¿cómo no puedes hacer nada al respecto?», cuestionó.
«Solicitamos medicinas para resfriados, tos y fiebre, así como la ayuda de doctores», insistió.