Dacca.– La relatora especial de la ONU para el tráfico de personas, Siobhán Mullally, llegó este lunes a Bangladesh en una visita oficial para evaluar los problemas del tráfico de personas que afectan especialmente a refugiados, asilados, y apátridas.

Durante una visita de diez días, Mullally «evaluará la cuestión de los derechos humanos de la trata de personas» con especial preocupación por la migración laboral, «así como los riesgos que enfrentan los refugiados, solicitantes de asilo y apátridas”, informó este martes Naciones Unidas en un comunicado.

Una fuente conocedora de los detalles de la visita confirmó a EFE que Mullally se encuentra ya en Bangladesh.

Durante su estadía que concluirá el 9 de noviembre, la representante de la ONU tendrá jornadas de trabajo en Dacca, visitará las ciudades de Sylhet, en el oriente del país, y de Cox’s Bazar, base del mayor campamento de refugiados rohinyá, con cientos de miles miembros de esta minoría étnica.

Además se reunirá con representantes de organismos gubernamentales, así como con funcionarios de la ONU, miembros de organizaciones de la sociedad civil y sobrevivientes, indicó la ONU en el comunicado.

«También se examinará la trata con fines de explotación sexual y las preocupaciones sobre la trata de niños para todas las formas de explotación, el desplazamiento relacionado con el clima y el aumento de los riesgos para las personas directamente afectadas», añadió.

La visita servirá para la elaboración de un informe completo que presentará la relatora especial al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en junio de 2023.

Bangladesh ha sido usado como puente de los traficantes de personas que utilizan la bahía de Bengala y el mar de Andamán como ruta marítima para entrar en otros países del continente, transportando a migrantes y refugiados que buscan mejores oportunidades de vida.

El país asiático se convirtió en el hogar de una gran comunidad de refugiados en agosto de 2017 cuando cerca de 738.000 rohinyás comenzaron a llegar a los campamentos de Cox’s Bazar tras una ola de persecución y violencia en Birmania (Myanmar) que la ONU describió como un intento de «limpieza étnica».