Fotografía donde aparece una persona caminando frente a un desamparado que vive en una calle. EFE/Giorgio Viera/Archivo

Denver (CO) – A las numerosas consecuencias negativas de la pandemia entre los latinos de Estados Unidos ahora se debe sumar el creciente número de hispanos en situación de calle, un aumento desproporcionado respecto a otros grupos, indican nuevos estudios y reportes.

Según una encuesta difundida este lunes por Denver Homeless Outloud (DHOL), los latinos representan casi la cuarta parte de los poco menos de 5.000 desamparados en la zona metropolitana de Denver (contra 3.800 desamparados en 2019). La misma organización estima que los latinos son la mayoría de los nuevos desamparados en esta región.

La razón es clara: poco más de la mitad (53,5 %) de los latinos en Colorado y a nivel nacional que rentan sus viviendas perdieron la capacidad de pagar el alquiler debido a la pandemia. Y la finalización de los programas de protección y ayuda a inquilinos agravó esa situación, según el Centro Nacional de Leyes sobre Desamparo y Pobreza (NLCHP).

A su vez, un nuevo estudio difundido por la Coalición de Colorado contra el Desamparo (CHC) revela que “los individuos que se identifican como hispanos representan una porción desproporcionada de la población de personas en situación de calle” debido a que el porcentaje de latinos desamparados en este estado es mayor al de latinos en la población en general.

Como era de esperar, la situación se repite a nivel nacional, donde en la actualidad, según el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD), se ven “niveles desproporcionadamente altos de desamparo entre hispanos, afroamericanos y nativos” y, además, esos niveles subieron este año por quinto año consecutivo.

El informe de HUD indica que la pandemia agravó el problema ya existente del desamparo, provocando la “sobrerrepresentación de hispanos” y otras minorías entre los desamparados.

En respuesta a esa apremiante circunstancia social, varias ciudades, desde Nueva York hasta San Francisco, e incluso algunos estados iniciaron o incrementaron los denominados “desplazamientos forzados” de desamparados, es decir acciones policiales para que las personas sin techo dejen los sitios que habían elegido para dormir.

Pese a una férrea oposición a este tipo de operativos por parte de grupos comunitarios (por ejemplo, recientemente el NLCHP demandó a Denver para impedirlos), las leyes que los permiten son cada vez más frecuentes, sea a nivel de ciudades (Colorado Springs, Colorado) o de estados, como Texas.

En Texas, el pasado 15 de junio el gobernador Greg Abbott firmó la ley HB21-1925 que criminalizará a partir del 1 de septiembre el “acampar en público”, o dicho de otro modo, dormir o comer en la calle.

A su vez, la encuesta de DHOL indica que solo 20 % de los desplazados por la policía buscan un albergue para pasar la noche, mientras que 70 % “simplemente se mueven a una o dos cuadras del operativo”. Menos del 5 % encuentran una vivienda permanente.

“Los operativos policiales no conectan a las personas con viviendas ni con servicios. Cuando las personas se mueven de una cuadra a otra, sus pertenencias son incautadas y no reciben información sobre cómo recuperarlas. Pierden valiosas posesiones”, puntualiza el reporte.