Tegucigalpa – El ansiado retorno a clases presenciales por parte de las autoridades educativas ha sido un proceso lento en Honduras, que se ha visto enfrentado por un alto índice de deserción escolar, trabajo infantil y migración de niños y adolescentes.
– El rector de la UNAH también ha afirmado que la presencialidad en el nivel superior ha costado, pero poco a poco se vencen los obstáculos postpandemia.
– Solo el 19% de los niños o jóvenes en edad educativa tuvieron acceso a la educación de calidad durante la pandemia, según ASJ.
La llegada de la pandemia del COVID-19 deterioró el sistema hondureño porque cerró las aulas de clases y forzó a una impartición educativa bajo el formato virtual, una realidad a la que muchos aún no abandonan por diferentes circunstancias.
Este método evidenció las diferencias de estatus entre los hogares por el equipo y calidad del internet para recibir el pan de saber.
Honduras fue de los últimos países de Latinoamérica en decidir en retornar a clases presenciales, pese que a algunos regresaron en 2021, pero no fue hasta el 2022 que se determinó que todo el sistema educativo volviera a los centros de enseñanza.
Desde que se regresó a clases presenciales a partir del 18 de abril, por órdenes de las autoridades de educación, el proceso ha sido tibio a partir de esa fecha hasta la actualidad. La presencialidad se ha encontrado con luces y sombras.