Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – “El cortometraje Riccy será completamente gratis. Lo hice con propósitos educativos y sin fines de lucro, no busco ningún tipo de ganancias y mucho menos protagonismo. A estas alturas de mi vida lo que quiero es dejar una huella y se la quiero dejar a todas las mujeres y niñas de Honduras”, expresó la periodista Mildred Tejada, quien es la productora del corto que retrata la tragedia de una joven normalista en 1991.
– “Soy sobreviviente de la violencia sexual”, dijo la entrevista que sueña con un día de cine gratis en todo el país el próximo 8 de marzo de 2024.
La comunicadora hondureña, con vasta experiencia en el campo de los derechos humanos y el cine, conversó con Proceso Digital sobre el cortometraje Riccy, la historia de la malograda estudiante en los inicios de los 90 cuando los militares todavía tenían mucho poder en Honduras y así lo hacían sentir.
La historia de Riccy
Eran las primeras horas del 15 de julio de 1991, cuando a eso de las 7:30 de la mañana en la quebrada “El Sapo”, a inmediaciones de la zona 4 de la colonia Cerro Grande, en la capital hondureña, el cuerpo de la joven normalista Riccy Mabel Martínez Sevilla, era encontrado, dos días después de su desaparición.
La muerte violenta de la normalista, generó que la indignación colectiva y la sed de justicia se hicieran sentir en un país donde el poder militar era patente, tras una década del retorno a la entonces incipiente democracia.
La estudiante del tercer año de magisterio de la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio, fue a visitar a su novio Rubén Hurtado Padilla, quien había sido reclutado para cumplir con el entonces obligatorio y temido servicio militar en el Primer Batallón de Comunicaciones, ubicado en Las Tapias, periferia de la capital.
Ese mismo sábado se reportó la desaparición de la joven normalista, quien luego fue encontrada violada y brutalmente asesinada. Los análisis forenses, – practicados por expertos estadounidenses, – concluyeron que en el hecho habrían participado al menos cuatro hombres. Fue la primera vez que la justicia local utilizó la prueba de ADN en sus diligencias.
El cuerpo de Riccy Mabel fue hallado desnudo, torturado, mutilado y en avanzado estado de putrefacción.
El hallazgo del cadáver fue espeluznante. Presentaba signos de extrema crueldad y fue colocado en una hondonada de aproximadamente cinco metros de profundidad y de difícil acceso, sobre una piedra, semi sumergido, boca abajo, en el cauce de la quebrada.
Las crónicas de aquella época relatan que el cuerpo fue mutilado, tenía fracturas en diferentes partes, especialmente en el cráneo y los huesos de las manos y dientes quebrados, la violación masiva le dejó daños inimaginables y grotescos, pero que los periodistas decidieron describir con detalles brutales y dolorosos.
El terrible drama de Riccy marcó la vida de muchos hondureños. Una de esas personas alcanzadas por la aterradora historia fue Mildred Tejada, quien tenía la misma edad de la normalista y que -según cuenta- le tocó vivir un episodio de violencia sexual.
32 años después del espeluznante episodio, Tejada hilvanó los hechos en un cortometraje que será exhibido en forma gratuita próximamente en las principales salas del país.
Cincuentenaria soñadora
Aunque Tejada nació en Tegucigalpa el 27 de abril de 1973 -hace 50 años- se siente una “suyataleña” más, ya que vivió su infancia en la aldea de Suyatal, Cedros, Francisco Morazán, el terruño de su madre Rita Melitina Canaca, quien la procreó junto a Nelson Montalvo Tejada (su padre).
La entrevistada tiene dos hijos -Leonardo (17) y Rodrigo (23)- que tuvo con su primera pareja, pero recién se casó hace un año con Pompilio Maldonado.
Con 24 años de trayectoria laboral con Naciones Unidas, se considera una apasionada de los derechos humanos y del cine, binomio que utiliza para hacer gala del talento que un día descubrió casi jugando.
Egresada como periodista de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), laboró como reportera en Canal 9, Radio Comayagüela y con las Fuerzas Armadas en el programa televisivo Proyecciones Militares.
Vivió cinco años en Lempira haciendo comunicación para el desarrollo con la FAO.
Igualmente obtuvo una maestría de Comunicación para el Desarrollo en la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela; estudió un diplomado en Turismo Sostenible en Escuela La Salle en Cancún (México); asimismo obtuvo un diplomado en Estudios de Género en Instituto Internacional de Periodismo José Martí (Cuba); y otro doctorado en Comunicación Social en la Universidad Complutense de Madrid (España).
“Mi área todo el tiempo ha sido el campo de comunicación para el desarrollo, derechos humanos y género”, contó con emoción.
Agregó que cuando ingresó a laborar al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), le tocó liderar una serie de televisión llamada “Es cosa de dos”, lo que despertó su pasión por los cortometrajes y los audiovisuales.
Agregó que elaboró dos temporadas de “Es cosa de dos” que retrata los embarazos en los adolescentes y que se está en negociaciones con Netflix para su difusión.
Comunicaciones y cine
Su labor de comunicaciones la alternó con su pasión por el cine, lo que cada vez despertaba su inquietud por hacer audiovisuales con enfoque de comunicación para el desarrollo.
Agregó que su anterior pareja -Carlos Alberto Membreño- con quien estuvo nueve años, una vez le propuso que hicieran una película y le mostró el guión de “La Loca Navidad Catracha”.
“Empezamos jugando. En la casa grabamos varias tomas y otras en distintos parajes. Conseguimos que una amiga que tenía una pizzería nos diera la comida, también no teníamos cómo pagar a los actores y logramos ajustar 100 mil lempiras en ese año (2014) y producimos La Loca Navidad Catracha”, relató.
Citó que la película fue una locura y logró que los cines se llenaran, incluso fue el film hondureño más visto y la que estuvo por varias semanas en el cine nacional.
Tejada describió que siempre trabajando con Naciones Unidas apoyaba decididamente al cine nacional. “Hice producción ejecutiva y de campo, de directora de arte e hice de todo, me metí en ese mundo y cuando lográbamos conseguir más presupuesto contratábamos más personal. Carlos Membreño se dedicaba a escribir y dirigir las películas, yo en cambio hacía todo lo demás”, desgranó.
Confesó que “me separé de Carlos, pero no me quería separar del cine, entonces dije voy a hacer un cortometraje… películas no puedo hacer porque trabajo en Naciones Unidas y mis ocupaciones son muy demandantes, por lo que dije voy a hacer cortometrajes que vinculen cine y derechos de las mujeres. Esta idea la traía desde 2014”.
Cortometraje Riccy
Fue así que le surgió la idea de documentar la vida de Riccy -normalista asesinada en julio de 1991-, un proyecto que lo llevó suave. En 2014 habló con la fiscal de derechos de autor, con la jueza María Antonieta de Castro, y varios actores de la triste historia.
Mildred visitó el archivo histórico y la hemeroteca para documentarse sobre los episodios que marcaron la muerte trágica de la joven normalista.
“Era un proyecto que lo llevaba despacio. El año pasado (2022) participé en un concurso que hizo la Dirección de Cine y que ofrecía un incentivo para hacer cortometrajes. Concursé a la par de 120 guiones y quedó mi guión, gané el incentivo y entonces me tenía que poner pilas porque tenía que terminar el cortometraje”, detalló.
El cortometraje dura 28 minutos y fue producido con los más altos niveles de calidad bajo un costo de 28 mil dólares (700 mil lempiras), con la participación de unas 20 personas. El afán del cortometraje es ganar festivales, premios internacionales y que el país sea reconocido en el extranjero por hacer cine humano.
Prevé proyectar el cortometraje en los cines nacionales cuando reciba premios internacionales.
Sueña con un día gratis de cine
Reveló que su sueño es negociar con las tres cadenas de cine que hay en el país para que el 8 de marzo de 2024 (Día Internacional de la Mujer) se haga un día de cine gratis. “Quiero que ese día se abran las salas para que todos vayan a ver Riccy completamente gratis”, dijo.
Externó que el crimen contra Riccy la marcó, primero porque es mujer y tenía la misma edad de la joven normalista, y también porque le tocó vivir una experiencia traumática, una agresión sexual a esa misma edad.
Aclaró que el cortometraje es de información pública y no se trata de una biografía de la malograda joven a inicios de la década de los 90. Se valió de información divulgada en los diarios y los expedientes del archivo histórico.
La comunicadora dijo que su propósito con el corto es sensibilizar sobre la violencia sexual contra las mujeres, así como los feminicidios que cotidianamente ocurren en Honduras.
Proclamó que le gustaría hacer otros cortometrajes de las historias que rodearon los desenlaces de Jeanneth Kawas, María José Alvarado –ex miss Honduras asesinada en 2014-, Keyla Martínez, entre muchas más que sus casos fueron mediáticos.
Fustigó que no es posible que en el nuevo Código Penal se hayan reducido las penas a delitos contra las mujeres. “Tenemos que prevenir el machismo y cómo lo podemos hacer, desde la niñez, desde las escuelas, en las nuevas generaciones”, acotó.
La memoria colectiva de los hondureños es frágil, pero no en el caso del crimen que acabó con la vida de Riccy Mabel, una joven normalista cuyo fatal destino impactó brutalmente en los hondureños.
Su historia es sinónimo de las causas que deben permanecer vigentes y por las cuales las luchas deben ser transversales.