Fotografía de archivo fechada el 8 de septiembre de 2020 que muestra a un hombre que espera a la entrada del Centro de Estudios Clínicos de la Universidad Cayetano Heredia, mientras un trabajador de la salud se asoma, en Lima (Perú). EFE/Paolo Aguilar/Archivo

Redacción Internacional – Fraudes, robos, cargamentos ilegales y listas VIP son las nuevas «variantes» de la pandemia que empañan la vacunación contra la covid-19 en una América que, además de redoblar esfuerzos contra la enfermedad, debe ahora luchar para frenar las irregularidades.

Como si fueran pocos los más de 50 millones de contagiados con coronavirus que tiene el continente, a la lentitud en el proceso de vacunación en la mayoría de los países en este febrero se sumaron las cada vez más frecuentes denuncias sobre dosis «desaparecidas» y políticos inmunizados a pesar de no ser trabajadores de la salud ni adultos mayores.

«Más que ilegalidad, lo que existe de manera arraigada en la sociedad es la corrupción y una alta flexibilidad frente a este flagelo», dijo a Efe el doctor en sociología Carlos Charry.

Lamentablemente, ahondó el director de la maestría en Estudios Sociales de la colombiana Universidad del Rosario, «la mayoría de medidas en contra de la corrupción han tratado de reforzar las acciones punitivas y no tanto los factores de control social y, especialmente, la ética en el individuo que es en donde se vuelve permisible la corrupción».

VACUNAS DE AIRE EN BRASIL

El 26 de febrero de 2020 será una fecha para no olvidar en América Latina. Ese día, Brasil confirmó el primer caso de covid-19 en Sao Paulo y desde entonces la pandemia se instaló en la región.

Esta última semana de febrero el escándalo estalló en cuatro ciudades del país luego de que familiares de algunos ancianos informaran que los profesionales de la salud insertaron la aguja en el brazo de sus allegados pero no inyectaron el remedio.

Un video grabado en la ciudad de Petrópolis, en la región serrana de Río de Janeiro, en el que se observa a una anciana recibiendo una inyección con una jeringa vacía desató la indignación y obligó a que tanto la Secretaría de Salud como la policía investigaran.

En Niteroi, también en Río de Janeiro, la policía acusó de malversación de fondos, un delito que tiene penas de hasta 12 años de prisión, a una enfermera que, de «forma consciente», no aplicó la vacuna a una mujer de 90 años y respondió «irónicamente» al ser cuestionada por la familia de la paciente, según el comisario Luiz Henrique Pereira.

EL «VACUNAGATE» DE ARGENTINA Y PERÚ

La vacunación con privilegios a diversas figuras vinculadas al poder en Argentina es otra «perla» del collar de irregularidades en América.

El caso salió a la luz cuando el periodista Horacio Verbitsky, de 79 años y afín al Gobierno, reveló que se vacunó sin esperar su turno porque se lo pidió a su «viejo amigo» Ginés González García, entonces titular del Ministerio de Salud.

El hecho desembocó en la renuncia de González, quien fue imputado al igual que su sobrino, Lisandro Bonelli, que se desempeñaba como jefe de Gabinete del Ministerio, por los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos.

La chispa, ya encendida, llevó a la prensa a asegurar que además de Verbitsky hubo políticos, sindicalistas y empresarios allegados al Gobierno del presidente Alberto Fernández e incluso familiares de algunos de ellos ya vacunados.

Por la controversia, la nueva ministra de Salud, Carla Vizzotti, publicó la lista de 70 vacunados de la que hacen parte el jefe de Estado, cuya inoculación sí fue informada el 21 de enero, ministros y otros funcionarios y personas sin cargo público, como Vertbisky.

En defensa de su Gobierno, Fernández calificó el escándalo de «payasada» ya que, a su juicio, «no hay ningún tipo penal en Argentina que diga que será castigado el que vacune a otro que se adelantó en la fila».

Algo similar ocurre en Perú, en donde el denominado «vacunagate» permitió que 487 personas recibieran vacunas que eran para el personal que llevaba adelante los ensayos clínicos en el país.

Si bien en el listado hay médicos y científicos, también se encuentran funcionarios de los dos últimos Gobiernos, incluido el expresidente Martín Vizcarra (2018-2020), familiares de estos, consultores e «invitados».

Sobre Vizcarra el Congreso anunció que planteará su inhabilitación política, al tiempo que el presidente de transición, Francisco Sagasti, reconoció el «duro golpe» que significa esta situación, ya que entre los vacunados están la ahora exministra de Salud Pilar Mazzetti y la excanciller Elizabeth Astete.

Mazzetti dirigió la lucha contra la pandemia y afirmó recientemente que sería «la última» en ser vacunada en Perú, a pesar de que había recibido las dos dosis en enero pasado, y Astete fue la encargada de negociar la compra de las vacunas.

EN COLOMBIA HAY CARGAMENTOS ILEGALES Y VACUNAS DESAPARECIDAS

Colombia, que empezó hace una semana la vacunación, incautó el 13 de febrero en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, 70 dosis contra la covid-19 que una mujer, que llegaba en un vuelo procedente de Emiratos Árabes Unidos, pretendió ingresar de forma ilegal.

Al respecto, el Ministerio de Salud precisó que es la única entidad encargada de importar vacunas contra el coronavirus y que, en su momento, determinará cuándo y qué personas jurídicas y privadas pueden importar, comercializar y aplicar los inmunizantes.

Otra anomalía tiene que ver con la pérdida de 15 dosis de vacunas en distintas partes de la nación cafetera, según denunció la Contraloría General, que ya definió «varias acciones para establecer lo sucedido» con los biológicos que «no se aplicaron y no aparecen».

EEUU Y CANADÁ NO ESCAPAN AL «TURISMO DE VACUNAS»

En el estado de Florida (EE.UU.), los mayores de 65 años, que son prioritarios para la vacunación, han enfrentado el llamado «turismo de vacunas», y también posibles favoritismos políticos del gobernador republicano, Ron DeSantis.

Los medios dan cuenta de historias de algunos turistas, especialmente argentinos, que visitaron Florida por las vacunas de Moderna y Pfizer, más no por sus playas y centros comerciales.

Aunque DeSantis dijo que no permitiría esta práctica, las críticas están a la orden del día ya que anunció vacunaciones en localidad de Lakewood Ranch, un área «adinerada», con poca incidencia de la covid-19 y sede de una empresa que le ha donado «900.000 dólares», según el congresista demócrata Charlie Crist.

Otro que optó por el «turismo de vacunas» fue Mark Machin, consejero delegado de CPP Investments, la entidad que maneja las inversiones del principal fondo público de pensiones de Canadá y uno de los mayores del mundo.

Machin dimitió este viernes de su cargo luego de que el periódico The Wall Street Journal publicase que viajó a Dubái para vacunarse, sin informarlo a las autoridades canadienses.

Al respecto, el Ministerio de Finanzas de Canadá aplaudió «la rápida acción» del consejo de administración de CPP y calificó el proceder de Machin como «decepcionante».

Asimismo y como si la pandemia fuera un chiste, dos mujeres «vestidas como abuelas» trataron de vacunarse con la segunda dosis contra la covid-19 en Florida.

«No sé cómo lograron vacunarse por primera vez, pero vinieron con guantes, anteojos, todo, y probablemente tienen 20 años», denunció, aterrado, Raúl Pino, un funcionario sanitario del condado de Orange.

Y es que, como lo aclaró a Efe el sociólogo Carlos Charry, «en términos morales existe una falta de conciencia frente al efecto que situaciones como las antes mencionadas tienen en la sociedad».

De hecho, para algunos historiadores la corrupción en América, especialmente en América Latina, «tiene su origen en la forma como se constituyó la sociedad colonial, altamente jerarquizada, incluso por cuestiones raciales».

Esto, aseveró Charry, «generó una serie de privilegios que, indistintamente, se han mantenido a lo largo del tiempo» y le hacen creer a algunos que están por encima de otros «por su color de piel, nivel económico o abolengo», aún en tiempos de pandemia.