Washington – Popular y siempre tan polémica, Obamacare cumple este lunes diez años cuando el país está prácticamente paralizado por la pandemia del COVID-19 y la ley está otra vez bajo la incertidumbre de un nuevo fallo en el Tribunal Supremo de Justicia.
«Hace diez años promulgué la Ley de Cuidado Asequible de la Salud» (ACA, en inglés), recordó el expresidente Barack Obama en un mensaje en su cuenta Twitter. «La ley protege las condiciones preexistentes, redujo la tasa de personas no aseguradas a la mitad, y tuvo otros muchos beneficios».
«Pero sigue estando bajo ataques políticos justo en los momentos que necesitamos más el cuidado de la salud», agregó Obama. «Tenemos que proteger (la ley), y mejorarla hasta que cubramos a todos».
Con el voto de los demócratas y el repudio de los republicanos Obama promulgó la legislación que había sido una de sus promesas electorales y se convirtió en el logro emblemático de sus ocho años en la Casa Blanca.
El mayor ajuste del sistema nacional de salud en medio siglo fue blanco favorito del actual presidente Donald Trump, quien durante su campaña electoral en 2016 prometió que «de inmediato y desde el primer día» de su Presidencia abrogaría Obamacare y lo reemplazaría con un programa mucho mejor, más barato, que ampararía a todos los estadounidenses.
Durante estos años, los republicanos han iniciado continuas querellas en tribunales contra diversos aspectos de la legislación, y ahora el ACA llegará al Tribunal Supremo, que este mes admitió a trámite una demanda para revisar de nuevo su legalidad, después de haber fallado ya en dos ocasiones a favor del mantenimiento de ese programa.
Durante dos años, Trump siguió repitiendo su mantra «repeal and replace» («revocar» y «reemplazar», pero no logró del Congreso la abrogación ni ha presentado una alternativa.
De hecho, Trump ya no ha vuelto a entusiasmar a sus seguidores con la consigna, y cuando al comienzo de otro año electoral las encuestas muestran que el costo del cuidado de la salud es una de las preocupaciones mayores de los votantes, el presidente ha señalado que él ha «protegido» los beneficios de ACA.
En el flanco izquierdo del Partido Demócrata, y con el senador por Vermont Bernie Sanders como adalid, ha ganado espacio la noción de que Obamacare fue una solución a mitad de camino y que lo que el país necesita es un plan nacional de salud pública.
«El mundo está en crisis y la pandemia de COVID-19 es un toque de sobriedad que nos recuerda cuán importante es el cuidado de la salud para las familias», señaló en una declaración el presidente del Comité Nacional Demócrata, Tom Pérez.
«Gracias a esta ley, más de 20 millones de personas han obtenido cobertura médica; la tasa de personas sin seguro médico en EEUU ha caído a niveles sin precedentes, las aseguradoras no pueden negar o reducir la cobertura a personas con condiciones preexistentes», añadió.
«Los jóvenes pueden permanecer en el seguro de sus padres hasta los 26 años de edad, más de 55 millones de mujeres han obtenido acceso a anticonceptivos sin tener que pagar una parte, y las aseguradoras no pueden imponer límites al cuidado médico que la gente recibe», apuntó Pérez.
Aunque buena parte de los seguros médicos obtenidos en el marco de Obamacare se han encarecido en la década transcurrida, los ahora amparados hubiesen estado sin cobertura en la emergencia nacional del coronavirus, que ha infectado ya a más de 30.000 personas, ha matado a centenares de personas y sigue expandiéndose cada día.
Millones de personas en este país obtienen su seguro médico por medio de su empleo, pero una encuesta del Instituto Marista realizada entre los días 13 y 14 de marzo mostró que casi el 20 % de las personas ha perdido su trabajo, o ha pasado a jornada reducida, debido a la pandemia.
Obamacare permite que quienes pierdan su empleo o su fuente de ingresos pueden registrarse, en cualquier fecha, para el programa que cubre una porción del costo de las tarifas mensuales, gastos deducibles y copagos.
Un reporte de la Fundación Kaiser, que se especializa en el estudio de asuntos de la salud, encontró que el 55 % de los estadounidenses tiene una opinión favorable de Obamacare mientras un 37 % vé con disgusto una ley que, para muchos conservadores, es un umbral al «comunismo».
Hace cinco años, los valores estaban invertidos, con una mayoría que repudiaba Obamacare y una minoría a favor. Las líneas en la encuesta de Kaiser se cruzaron cuando Trump llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, y desde entonces la popularidad de Obamacare ha ido subiendo y el rechazo ha ido bajando.
Una encuesta de Gallup de diciembre encontró las discrepancias esperadas según la filiación política de los opinantes: el 84 % de los demócratas y el 53 % de los independientes tenían opiniones favorables a la ley, una opinión compartida por apenas el 11 % de los republicanos.
Desde que el presidente Obama promulgó la ley el 23 de marzo de 2010, ACA sobrevivió un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia que casi liquidó la legislación, tuvo un estreno desastroso en la primera campaña de matriculación por internet, y su futuro pende ahora de un fallo que el Supremo ha postergado hasta después de las elecciones generales de noviembre.