El Paisnal (El Salvador) – Un grupo de feligreses salvadoreños y seguidores del padre Rutilio Grande, asesinado por el Ejército a las puertas de la guerra civil (1980-1992), conmemoraron este viernes el 44 aniversario de la muerte del religioso, con la mira y la ilusión puesta en la pronta beatificación.
En febrero del año pasado, el papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el «martirio» del sacerdote Grande, asesinado en 1977 por los escuadrones de la muerte, y por lo que podrá ser proclamado beato.
Sin embargo, a la fecha y por los inconvenientes generados por la pandemia de la covid-19 aún no se conoce una fecha ni el lugar donde se llevaría a cabo el acto.
Con la ilusión de la pronta beatificación, los salvadoreños realizaron una peregrinación que llegó hasta el lugar en donde fue asesinado el padre Grande, conocido como Las Tres Cruces y ubicado en municipio de El Paisnal (norte), donde desarrolló un acto ecuménico en memoria del sacerdote.
Durante la actividad, los pobladores, seguidores y feligreses recordaron el legado de Grande y su incansable lucha por acabar con las desigualdades que llevaron al país centroamericano a un conflicto bélico que dejó 8.000 personas desaparecidas y 75.000 muertos.
«Siempre que recordamos a los mártires, que los conmemoramos, estamos reafirmando su legado, lo que ellos nos enseñaron y es que olvidar a los mártires es como olvidar nuestra historia. Están íntimamente ligados a nuestra historia», dijo a Efe el padre Germán López.
Señaló que al conmemorar cada 12 de marzo al padre Grande «estamos reafirmando que hemos conocido lo que sucedió y nadie nos va a poder borrar de la memoria de lo que hemos vivido».
El religioso aseguró que la beatificación de Grande «refuerza nuestra convicción que estamos por la línea correcta, luchando por la justicia que es lo que tanto deseo el padre Rutilio Grande».
«Nos fortalece más que se le reconozca a él legalmente su santidad, declararlo beato es un paso para luego declararlo santo, según el proceso. Para nosotros el padre Rutilio Grande fue santo desde que estaba acá en la tierra, desde que se puso a favor de los campesinos, a favor de la gente pobre, a favor de la causa de los oprimidos, desde eso ya era santo», agregó.
El sacerdote Rutilio Grande nació el 5 de julio de 1928 en El Paisnal, fue asesinado en 1977 por los escuadrones de la muerte del Ejército salvadoreño.
El jesuita, conocido como «padre tilo», era párroco en la localidad de Aguilares, 32 kilómetros al norte de San Salvador y mantenía una amistad con el santo Óscar Arnulfo Romero, también asesinado en 1980, mientras oficiaba una misa.
Romero fue consagrado arzobispo de San Salvador en febrero de 1977 y tres semanas después fue asesinado Grande, hecho que le llevó al inicio de una larga cadena de denuncias de graves violaciones de los derechos e injusticias sociales hasta que fue asesinado por un escuadrón de la muerte.