Tegucigalpa – El cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez, advirtió hoy durante la homilía dominical que los candidatos políticos que compiten por un cargo desde el mal tarde o temprano quedarán solos.

“Hay tantos hondureños y hondureñas que están compitiendo por una alcaldía, una diputación o por la jefatura del Estado, qué bueno que lo hagan limpiamente con una conciencia limpia, que lo hagan desde el bien, si lo hacen desde el mal tarde o temprano se quedarán solos”, reflexionó el jerarca de la Iglesia Católica en Honduras.

 El arzobispo de Tegucigalpa celebró la Eucaristía en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, donde aprovechó el espacio para reflexionar sobre el proceso político en Honduras.

El país afrontará el próximo 28 de noviembre unas elecciones generales en la que elegirá un presidente, tres designados (vicepresidentes), 298 alcaldías municipales, 128 diputados al Parlamento local y 20 al Centroamericano.

El actual clima político en Honduras preocupa a varios organismos internacionales que aprovechan cada espacio para pedir a los partidos políticos que generen certidumbre al proceso electoral.

La Iglesia Católica no es la excepción y también utiliza sus espacios para exhortar a la transparencia en el proceso democrático.

Hoy el también coordinador del Consejo de Cardenales del Vaticano instó a los candidatos a actuar desde el bien. Caviló que al final solo se llevarán el bien  que han hecho en la tierra.

“Hay tanta gente que quiere la riqueza a como dé lugar, deshonestamente; traficando droga, robando dónde sea”, caviló el religioso.

Seguidamente preguntó ¿eso es tener vida de calidad? y señaló que aunque logren todas las riquezas ¿serán felices de verdad?

“Hoy se vive de una manera desenfrenada en el éxito y bienestar material pero, ¿cuánto dura?”, cuestionó al tiempo que enfatizó que todos los bienes materiales se quedan en el mundo.

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según San Marcos (10,17-30):

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar la vida eterna?»


Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»


Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»


A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»


Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»


Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.»