Washington – Estados Unidos tiene «una crisis humanitaria en su frontera sur» y tanto el Gobierno como el Congreso no están ocupándose de ella, afirmó hoy la senadora demócrata Jacky Rosen.
«Los niños y sus familias vienen a nuestro país por la misma razón por la cual vinieron tantos de nuestros ancestros: porque no tienen opción», añadió la senadora de Nevada en un discurso en la cámara alta.
La semana pasada Rosen acompañó al presidente del Senado, Chuck Schumer, en una visita a centros de detención en la frontera, a la que decenas de miles de centroamericanos han llegado en meses recientes solicitando asilo.
«A las familias se las separa. Los niños traumatizados siguen estando en jaulas y este gobierno continúa ignorando los derechos humanos básicos», Añadió Rosen.
La administración del presidente Donald Trump ha recluido a miles de migrantes que solicitan asilo en centros de detención donde, según la senadora, «los niños permanecen hacinados».
Desde comienzos de 2018 las autoridades estadounidenses han separado a más de 2.300 niños de sus padres en la frontera después que el entonces secretario de Justicia, Jeff Essions, instituyera una política que busca el enjuiciamiento de cualquier persona que cruce la frontera ilegalmente.
«Los niños jamás deberían estar en estas condiciones bajo circunstancia alguna», añadió.
Según la senadora, «la gente detenida en estas instalaciones carece de cosas básicas como pasta de dientes y acceso a artículos sanitarios (…) Si es que los hay, los pediatras son pocos. No hay profesionales que se ocupen del bienestar de los menores. No hay esperanzas», aseguró.
«Una vez que demos los pasos necesarios para asegurar que estos niños estén en condiciones seguras y sanas, debemos ocuparnos de la tarea muy demorada de reformar nuestra política de inmigración a largo plazo», añadió.
De acuerdo con el grupo Freedom for Immigrants hay en Estados Unidos más de 200 centros de detención de inmigrantes y, según datos del gobierno federal, los cinco estados con mayores números de detenidos son Texas, California, Arizona, Georgia y Luisiana.
Grupos defensores de los derechos humanos y de los inmigrantes, así como legisladores, han denunciado durante meses que las condiciones en esos centros de detención son deplorables.
El 2 de julio la oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional dio cuenta de un grave hacinamiento, la falta de higiene y malas condiciones en las que se encuentran los inmigrantes indocumentados en esas instalaciones.