Madrid – Yeison García ha conseguido construir su identidad. Afrodescendiente e hijo de colombianos, migró a España con nueve años por lo que se considera «un hijo del limbo» al tener que dejar su país cuando aún no había llegado siquiera a la adolescencia.

Este joven de 30 años fue uno de los diez colombianos galardonados esta semana por la embajada de Colombia en Madrid con una distinción para reconocer su labor en España, donde dirige la organización Conciencia Afro.

A su juicio, tanto Madrid como España «aún tienen muchos retos en términos de reconocimiento» de la población africana y afrodescendiente en su historia, aunque él ha podido encontrar su lugar y definirse como «afromadrileño», según afirma en una entrevista con EFE.

Recibir uno de los galardones es para García «un honor»: «soy hijo de la diáspora, migré aquí a los nueve años y me he criado aquí, este premio sirve para fortalecer mucho más mi conexión con Colombia».

En España, según datos oficiales, residen 312.915 colombianos, y para García, los que migran en la infancia son «hijos del limbo, hijos de dos tierras», un sentimiento muy «complicado» en el que te sientes «muy perdido».

«No sabes hacia donde tirar ni cómo reclamar tus raíces o cómo conectar con el mundo que te rodea, me siento orgulloso de ser colombiano y de ser afromadrileño porque es mi realidad, de alguna manera quiero transmitir eso a otros jóvenes migrantes para que se reconcilien», dice.

Una identidad que se forja, según comenta, con la mezcla de dos mundos: «en casa con los padres, la familia, la comida y la que se construye en el colegio, el instituto, los amigos, en la cancha de fútbol y espacios de socialización».

«Para mí, que mi embajada me reconozca como colombiano destacado es reafirmar mis raíces y mi sentido de pertenencia», matiza.

CRECER EN UN PAÍS Y UNA CIUDAD «QUE HAN OLVIDADO SUS ORÍGENES»

García lamenta que España y Madrid hayan «olvidado sus orígenes» y «no reconozcan la contribución» de las personas africanas y afrodescendientes en su historia.

«Madrid fue construida por personas negras también, en su pasado árabe-musulmán, pero ha perdido la memoria de la historia negra y afrodescendiente», dice.

Según ha experimentado a lo largo de su vida, «crecer en este Madrid, que no reconoce esa herencia», es «luchar constantemente» para que se les considere «ciudadanos de primera clase».

«He vivido bastantes dificultades, en términos de falta de reconocimiento y falta de reconocimiento de derechos, y eso ha sido lo que ha despertado mi llama y lo que plantea mi trabajo en términos políticos y culturales», explica.

Por ello, reivindica el término «afromadrileño», «una categoría política» que utilizan «para «reivindicar que Madrid también es afro frente a un sector» que no les quiere «reconocer» y que «constantemente» les «extranjeriza».

LA CULTURA COMO HERRAMIENTA DE «TRANSFORMACIÓN»

García dirige en Madrid la organización Conciencia Afro, que cuenta con un centro cultural propio, y defiende la cultura como una herramienta de «transformación».

«Nosotros creemos que la cultura es una herramienta de transformación cultural, a través del trabajo con apoyo a la creación artística a personas africanas y afrodescendientes, creemos que podemos provocar un cambio en términos de imaginario cultural para seguir ampliando derechos», especifica.

El joven subraya que la cultura es «una forma que sirve para llegar a más gente sin necesidad de plantearlo como una reivindicación política pura» y de esa manera poder llegar a más personas que están desapegadas de la política.

«Es una herramienta que llega a mucha más gente, aunque la gente no esté relacionada con esto, a través del teatro, la poesía, la pintura… apostamos por una cultura afrodescendiente y antirracista que amplíe el imaginario que somos como sociedad madrileña», remacha.