EFE/EPA/CARMELO IMBESI

Roma – La odisea de los 180 migrantes rescatados en el Mediterráneo por el barco humanitario «Ocean Viking» y los 52 salvados por el mercante libanés «Talia» está lejos de terminar y ninguno de ellos pisará tierra de momento, ante la negativa de Italia y Malta a recibirlos.

Los primeros serán probablemente transferidos en las próximas horas al ferry italiano «Moby Zazà», acondicionado para que personas rescatadas en el mar pasen la cuarentena de dos semanas por el coronavirus, pero los segundos siguen en aguas maltesas en el «Talia», en condiciones inhumanas dado que este carguero está destinado al transporte de ganado.

El «Ocean Viking», operado por la ONG SOS Mediterranée, ancló la mañana de este lunes en aguas de la isla de Sicilia, tras recibir órdenes de las autoridades italianas para que se acercaran a la localidad de Porto Empedocle.

EL «OCEAN VIKING», A LA ESPERA DE INDICACIONES

Desde entonces espera indicaciones para poner a salvo a los 180 migrantes que acoge desde hace diez días a bordo, después de haberlos rescatado en varias operaciones.

Es de esperar que los socorridos sean transferidos al «Moby Zazà», pero fuentes de la ONG dijeron a Efe esta tarde que siguen sin recibir indicación alguna, a pesar del paso de las horas y que «la tensión está creciendo de nuevo en cubierta entre los migrantes ,ante la falta de información sobre su destino».

«Los supervivientes, muchos de ellos con graves problemas psicológicos, ven la costa desde hace horas. Esta espera prolongada es peligrosa para la seguridad», escribió la ONG en la red social Twitter.

Medios italianos informaron de que el «Moby Zazà» se ha acercado al muelle de Porto Empedocle para desembarcar a 169 migrantes que estaban a bordo -rescatados el mes pasado por el «Sea Watch», de la ONG alemana Sea Eye- y han terminado su periodo de vigilancia sanitaria.

En el ferry se ha creado una «zona roja» en una de las cubiertas, ya que treinta personas que dieron positivo por Covid-19 deberán aun permanecer allí.

El ferry tienen que ser desinfectado para acoger después a los 180 migrantes del «Ocean Viking», a pesar de que SOS Mediterranée y otras ONG han presionado para que estas personas, que han pasado tantos días en el mar en condiciones precarias y huido de guerras y violencia, puedan cumplir la cuarentena en tierra.

CONDICIONES INFRAHUMANAS EN EL «TALIA»

Mientras, el carguero «Talia», cuya tripulación no se lo pensó dos veces y tras recibir un aviso cambió su rumbo para rescatar al sábado a 52 personas de un bote que se hundía, sigue esperando en aguas maltesas que se le permita desembarcarlos en algún sitio.

Están a bordo en situación infrahumana, ya que el barco, dedicado al transporte de ganado, no reúne las mínimas condiciones para alojar a estas personas, por lo que su capitán, Mohammad Shaaban, ha implorado a Malta e Italia que le asignen algún puerto.

Varias fotos difundidas este fin de semana en las redes sociales dan idea de la dramática situación que se vive a bordo y que es denunciada por distintas ONG, como Mediterranea Saving Humans y Open Arms.

Entre ellas la de un marinero vestido con un mono azul y cubierto con mascarilla, llevando en brazos a un joven negro esquelético y con la mirada perdida, una imagen que ya se conoce como «la Piedad del mar».

El adolescente, de 17 años y nacionalidad eritrea, fue finalmente desembarcado y llevado a tierra en Malta este domingo, junto a otro de los rescatados, por razones médicas.

El servicio telefónico de ayuda a migrantes en el mar «Alarm Phone», que fue el primero en alertar de la presencia de un barco a la deriva con 52 personas el pasado viernes, insistió hoy en los llamamientos para que se ayude a estas personas y al mercante que llevó a cabo el rescate siguiendo la ley del mar.

Las autoridades de Malta permitieron ayer, domingo, que el mercante entrara en sus aguas territoriales para protegerse del mal tiempo, pero no le permiten desembarcar, en espera de que se llegue a algún acuerdo de reparto de los migrantes con otros pases europeos.

El capitán del barco, de nacionalidad siria, denunció en declaraciones a «Times of Malta», que la nave no reúne las condiciones para llevar a personas y que, debido al mal tiempo, tuvieron que alojar a los rescatados en las dependencias interiores donde normalmente transportan ganado.

Y lamentó que ni siquiera tuvieron tiempo de limpiar de estiércol el espacio antes de rescatar a los náufragos, ya que acababan de transportar animales a Libia.

El capitán imploró que se le de un puerto para desembarcar y poder así seguir su ruta hacia España.

Antes de entrar en las aguas maltesas también Italia les denegó poder desembarcar en la isla de Lampedusa.

«Alarm Phone» acusa a la Unión Europea de jugar «con las vidas de las personas que atraviesan el Mediterráneo» y la ONG Open Arms denuncia que Malta e Italia rechazan darles puerto seguro, incumpliendo una vez más «convenios internacionales y ley de mar».

Estas organizaciones y otras han iniciado una campaña en las redes sociales pidiendo solidaridad para estos migrantes y la tripulación del buque con las etiquetas #Talia52 y #TaliaCrew Let them in! (Dejadles entrar).