Tegucigalpa (Especial Proceso Digital / Joel Perdomo)  – Las cálidas arenas del desierto del Sáhara son el ambiente donde una fuerza militar hondureña realiza su tarea como parte de un grupo multinacional bajo el mandato de las Naciones Unidas que tiene como meta mantener la paz en el territorio del Sáhara Occidental.

Entre ese grupo de oficiales se encuentra una hondureña, que ha dejado su hogar para poder servir, no solo a su país, sino también al resto del mundo para aportar su trabajo a fin de mantener la paz en una zona de conflicto.   

Sobeyda Araceli Rodríguez Sosa, capitán de corbeta de las Fuerzas Armadas de Honduras, participa como observadora en una Misión de Paz en Sahara Occidental, una iniciativa promovida por el Organismo de Naciones Unidas (ONU) en pro de monitorear el cumplimiento referéndum para que cese el fuego debido a un conflicto de más de 47 años en la búsqueda de definir su estatus de independencia.  

La capitana Rodríguez Sosa tiene 36 años, la mayor parte de su vida ha estado ligada al servicio militar en la Fuerza Naval, cuenta con un recorrido de 16 años como oficial en la institución castrense y cuatro años en la Academia Militar, es parte de una delegación de 10 hondureños que están de misión en esa zona del continente africano.

La militar hondureña, actualmente es Jefe de Logística de Operaciones y de Comunicaciones e Informática en la misión. Forma parte de apenas el 1.4% (40) de mujeres que integran la Fuerza Naval que está conformada por un poco más de 3 mil 500 efectivos en Honduras, ella no se siente extraña, al contrario, siente que está en el lugar indicado en el que soñó desde niña.

En conversación con Proceso Digital, la capitana Rodríguez relató cómo ha sido su experiencia al frente de una misión en busca de mantener la paz, además del desempeño de la mujer en operaciones militares y como es que su género va alcanzando escenarios de consolidación, no porque la sociedad se lo permita, sino por el papel brillante de mujer hoy en día respecto a la equidad de género.

Cumpliendo objetivos

“La verdad que no puedo quejarme, desde que ingresé a las FFAA ha sido una bonita experiencia, la mejor de mi vida diría yo y más ahora que nosotras las mujeres tenemos las puertas abiertas para incursionar en la institución militar y otras áreas, cuando uno ve todo lo que puede lograr se siente orgullosa de sí misma”, dijo la capitana Rodríguez quien inició su misión en febrero de este año.

La capitana es del criterio que una mujer para brillar y destacar solo necesita oportunidades, mismas que si no se presentan deben ser buscadas hasta poderlas alcanzar. Muestra de ello es que, en su paso por el desierto de Sahara Occidental, se están logrando los objetivos propuestos ya que ellas están capacitadas para desempeñar funciones operacionales como administrativas.

A menos de cinco meses de concluir la misión encomendada, la capitana hondureña reflexiona que, junto a sus compatriotas, están realizando su mejor esfuerzo para dejar el nombre de Honduras en lo más alto, insiste en que no se trata de una simple aspiración personal, sino de contribuir en la construcción de la paz a las naciones del mundo.

La neutralidad entre las fracciones

La delegación está integrada por 10 hondureños, en la que cuatro son mujeres, dos coroneles del Ejército, Fuerza Aérea y Fuerza Naval. Son embajadores de paz que viven en un territorio afectado por un conflicto que ha dejado un poco más de 3 mil víctimas, su presencia es para observar y velar por que las partes en conflicto respeten los tratados suscritos en 1991.

Y es que este año tras asumir el poder Xiomara Castro, el gobierno hondureño estrechó relaciones con la República Saharaui Democrática, aunque su reconocimiento como nación data desde 1989. Recientemente el vicecanciller Gerardo Torres estuvo de visita en ese territorio, pero no pudo reunirse con los misioneros que se encuentran desplegados en varias regiones de esa nación.

“Venimos a realizar nuestro trabajo, somos de los países que mejor realiza su misión, tanto así que gozamos de aceptación incluso por las partes en conflicto, debido a que tratamos de adoptar posturas neutrales en temas políticas, nos enfocamos en que las fracciones cumplan con lo establecido, tenemos esa capacidad para mantener relaciones cordiales sin condición alguna, más que la paz”, dijo Sosa.

La misión no es un sacrificio, sino una oportunidad

Según la oficial naval hondureña, el desempeño de la delegación debe basarse en amplias capacidades de diálogo con las facciones, donde la neutralidad debe ser un comportamiento prioritario y sobre todo elemental en la misión porque de lo contrario muchos objetivos podrían no cumplirse “nuestra experiencia es exitosa en el sentido que se mantiene la paz”.

Rodríguez está a unos 8 mil kilómetros de distancia de su familia, su partida no representó un momento triste para ella y menos para sus familiares, ya que ellos conocen que sueña con servir desde su vocación, no solo a Honduras, sino también a las naciones donde se urgen misiones que aporten a construir relaciones pacíficas y constructivas para la humanidad. 

“Para mí es un sueño hecho realidad, siempre soñé con salir del país, pues nosotros para eso nos preparamos y más que un sacrificio, los vemos como una oportunidad porque amamos lo que hacemos”, añadió integrante de la Fuerza Naval Hondureña que aunque se encuentra misionando en el desierto de Sáhara, no se asusta, sino que por el contrario espera seguir trabajando por la paz “es bueno decir que nuestra misión nunca ha estado en riesgo”, subrayó.