México – Los sobrevivientes a la explosión de una toma clandestina de gasolina, que ha causado casi un centenar de muertos en México, tienen un largo camino hacia la recuperación porque sus quemaduras provocan graves secuelas físicas y psicológicas, e incluso pueden llevar a la muerte.
«Este tipo de quemaduras pueden afectar a otros órganos del cuerpo debido a que se pierden líquidos y esto puede conducir a un fallo multiorgánico que pone en riesgo la vida de la personas», dijo a Efe la doctora Rossana Janina Llergo Valdez.
La vicepresidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD) explicó que en el caso de las personas que sobrevivieron a la explosión del pasado viernes en Tlahuelilpan, en el estado mexicano de Hidalgo, y que hoy se debaten entre la vida y la muerte, pueden padecer serias secuelas.
«Pero para los doctores lo más importante será evitar complicaciones por las quemaduras, pues si estas se complican pueden limitar la funcionalidad de una extremidad o causar deformidades», aseveró.
Algunos de los sobrevivientes del suceso, una de las mayores tragedias humanas de las últimas décadas en México, resultaron con quemaduras en, por lo menos, el 50 % de su cuerpo.
Esto, de acuerdo con la experta, «puede afectar a los tejidos más profundos, llegar hasta el hueso y trasladarse a otros órganos vitales, y es por eso que se pone en riesgo su vida».
La dermatóloga Rosa López, especialista en piel, cabello y uñas, explicó que una quemadura puede darse en todas las capas de la piel en tan solo minutos de exposición a una temperatura muy alta.
Detalló a Efe que la piel es un órgano que tiene la capacidad de regenerarse y cuenta con tres capas: epidermis, dermis e hipodermis.
Dependiendo del tiempo y la temperatura a la que se expuso la piel se determina el grado de la quemadura; la de primer grado se da en la capa superficial, mientras que la de segundo llega a la epidermis y la de tercer grado es la que traspasa todas las capas y puede causar en muchas ocasiones la muerte.
Llergo Valdez explicó que la afectación de las personas que estuvieron presentes previo y durante el momento de la explosión no solamente es a nivel de la piel.
«Inhalar tanto la gasolina como el aire caliente puede provocar obstrucción de la vía aérea, por ello lo primero que debieron tener fue apoyo respiratorio», destacó la especialista en cirugía dermatológica.
Algunos de los sobrevivientes de la catástrofe reportaron que «algunas personas se desmayaban por el olor, sacaban a las personas arrastrando y algunos hablaban solos, intoxicados», narró una persona al diario La Razón.
De acuerdo con reportes oficiales, algunos de los lesionados están en estado grave pues tienen quemaduras de segundo y tercer grado, la mayoría en el 80 % de su cuerpo.
El doctor Walfred Rueda Medina, médico psiquiatra explicó a Efe que estas quemaduras suelen dejar cicatrices y cuando estas se encuentran en partes visibles del cuerpo pueden limitar la calidad de vida de una persona.
«La gente que tiene problemas en la piel tiene una gran dificultad para tener contacto con otras personas», dijo.
En el caso de los pacientes por quemaduras, explicó que la ansiedad y depresión comúnmente ocurren al mismo tiempo «con tasas de prevalencia de entre 25 % y 65 %, respectivamente, durante el primer año después de la lesión», indicó.
Es por ello que Rueda Medina destacó que es importante que una persona con este tipo de lesiones «haga frente a las cicatrices, sean visibles o no».
Lo indispensable, dijo, es buscar ayuda de un profesional para evitar consecuencias tanto físicas, las cuales se refieren a la imagen personal y al impacto en las relaciones sociales, como emocionales, las cuales afectan la autoestima, llevan a la ansiedad y la depresión.
Finalmente, los especialistas recomendaron tener precauciones ante este tipo de sucesos, pero en caso de sufrir algún accidente de esta magnitud lo más recomendable es siempre acudir a los servicios de urgencias y atenderse lo más pronto posible para evitar cualquier tipo de secuelas.
La tragedia en una toma ilegal de gasolina en Tlahuelilpan, que hasta el momento ha causado 93 muertos, se produce en un momento en el que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha reforzado con miles de efectivos la vigilancia en ductos, precisamente para evitar el ingente robo de hidrocarburos.