A group of immigrant youth and allies rally in anticipation of a decision on the Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) case in front of the Supreme Court in Washington, DC, USA, 15 June 2020. EFE/EPA/SHAWN THEW

Los Ángeles – A la espera de que la Corte Suprema de Justicia se pronuncie sobre su constitucionalidad, el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) cumple este lunes ocho años protegiendo de la deportación a más de 650.000 jóvenes, que en todo este tiempo no han dejado de presionar al Congreso por una legalización definitiva.

El aniversario del programa migratorio apoyado por el 85 % de los estadounidenses, según una reciente encuesta de CBS News, se da en medio de la pandemia global del COVID-19, y las protestas por los asesinatos de afroamericanos a manos de la policía desatados por la muerte de George Floyd, creando un desafío más grande para los «soñadores» para mantener la atención sobre el programa.

«Hay muchas cosas en el país que actualmente sobrepasan la importancia de DACA, como Black Lives Matter, lo que está haciendo nuestra causa más difícil de mantener en la memoria del público», dijo a Efe Jesús Contreras, un paramédico del Montgomery County Hospital District, en Houston (Texas).

Precisamente es esta situación la que está impulsando al «soñador» de 26 años, nacido en Nuevo Laredo (México) a usar su tiempo libre para mantener la lucha por salvar el programa y seguir recogiendo apoyos.

NO ES UNA AMNISTÍA

DACA nació siendo «una medida temporal provisional», así lo dijo el 15 de junio de 2012 el entonces presidente, Barack Obama, al hacer el anuncio en el jardín de la Casa Blanca sobre la orden ejecutiva, que entró en vigor dos meses después y que benefició hasta a 800.000 jóvenes.

Anticipando la respuesta republicana el mandatario subrayó que el beneficio «no era una amnistía». Sin embargo, las justificaciones no parecieron atajar la ola de críticas y acciones de los conservadores que terminaron en la orden del Gobierno del presidente Donald Trump de poner fin al programa en septiembre del 2017.

Desde esa fecha, el reto por salvar DACA se ha intensificado en varias vertientes. Una de las estrategias ha sido poner en evidencia la retórica antiinmigrante del actual Gobierno.

«Stephen Miller y Donald Trump están perjudicando las mejores tradiciones de Estados Unidos, que están encarnadas por el programa DACA y los cientos de miles de «soñadores» y sus hijos y familias que continúan contribuyendo a nuestra seguridad, avanzando en nuestra recuperación», dijo Pili Tobar, subdirectora de America’s Voice, en un comunicado por el octavo aniversario del programa.

LA PANDEMIA A FAVOR DE LOS SOÑADORES

En este sentido, Contreras asegura que incluso la pandemia de COVID-19 ha mostrado el valor de los protegidos por DACA, que el Gobierno Trump «no ha querido ver».

«¿Cómo quieres deportar a miles de inmigrantes que están arriesgando su vida por estadounidenses en esta pandemia del coronavirus?», se pregunta el mexicano que llegó a Estados Unidos a los 6 años.

Según datos del Center for American Progress en todo el país, 202.500 beneficiados de DACA están trabajando para proteger la salud y la seguridad de los estadounidenses mientras el país se enfrenta la emergencia sanitaria.

EL CAMBIO DE PERSPECTIVA TRAS OCHO AÑOS

Pero si la actual administración se ha negado a ver el aporte de estos jóvenes indocumentados, Contreras dice que legisladores como el líder de la Cámara alta, el senador republicano Mitchell McConnell, se han puesto una venda en los ojos para ni siquiera poner en consideración el proyecto aprobado por el Congreso y que sacaría a los «soñadores» del dilema que enfrentan.

«McConnell tiene temor de poner el «bill» (proyecto de ley aprobado en la Cámara hace un año y que regularizaría la situación de los recipientes de DACA) a votación porque lo más probable que lo aprueben. Es una estrategia de manipulación política», añade el soñador.

CARTA ABIERTA

La opinión de Contreras es compartida por «soñadores» en todo el país.

En una carta abierta a la opinión pública, un grupo de más de 30 soñadores y activistas y diez organizaciones encabezadas por RAICES (Centro de Refugiados e Inmigrantes para Servicios Educativos y Legales), aseguraron que la forma de «hacer negocios está cambiando».

El comunicado resalta que «a medida que pasaron los años, hemos visto que el amplio movimiento de derechos de los inmigrantes se dividió en función de las narraciones de quién merece (el soñador modelo) y quién no, por lo que es hora de ver un cambio en la narrativa.

En una lista de propuestas, los activistas advierten que no aceptarán «acuerdos de puerta trasera o compromisos con políticos que tienen antecedentes de ser antiinmigrantes o que continúan defendiendo la narrativa del «modelo o buen inmigrante» y «criminaliza» al resto de los inmigrantes».

El llamado también es hecho para los indocumentados a los que se pide que se reconozca que las soluciones provendrán de quienes están directamente afectados y no de las políticas en Washington D.C.

Un mensaje con el que Contreras está totalmente de acuerdo.

«Es tiempo de ponernos las pilas, no podemos dejar en esto en manos del gobierno o de los legisladores, porque ahora ellos no están pensando en nosotros», consideró el mexicano sabedor de las dificultades de que se apruebe alguna ley que les saque del actual limbo legal en el que se encuentran en pleno año de elecciones presidenciales y legislativas.

Para complicar aún más la situación, la Corte Suprema debe pronunciarse en los próximos días sobre DACA en un fallo que podría dejar a 650.000 «soñadores» a las puertas de la expulsión de un país que consideran como su único hogar.