Madrid – Tres veces, tres, ha dicho Tequila adiós a los escenarios en su breve pero decisiva historia para el devenir de la música en España, la última esta misma noche con un concierto en el que, espoleados por amigos, Ariel Rot y Alejo Stivel han vuelto a prender fuego al fénix de los roqueros españoles.
Ha sido en el formato «Ring» del WiZink Center de Madrid, con el aforo agotado y más de 5.000 almas, la mayoría por encima de las 50 primaveras y pendientes de la última parada (por ahora) de una singladura que arrancó hace un año con el objetivo de ofrecer un largo brindis a la nostalgia por todo el territorio nacional.
Fue en 1976, en el arranque de la Transición, cuando Stivel y Rot, dos jóvenes emigrados de Argentina con mayor pericia y bagaje musical que sus coetáneos españoles, se unieron a Julián Infante, Felipe Lipe y Manolo Iglesias para tocar un rock de «riffs» y modulaciones «stonianas» que en aquella España postfranquista aún sonaba forzado.
Seis años y cuatro discos después, en plena génesis de La Movida a la que ayudaron a dar forma y «sin grandes discusiones», Tequila dijo adiós tras forjar éxitos vigentes como «Salta» o «Rock and roll en la plaza del pueblo».
No fue el final definitivo, no solo porque su influjo llegó hasta hoy o porque de sus cenizas nacieran discos en solitario y otros proyectos de calado como Los Rodríguez, sino porque en 2008 Stivel y Rot decidieron reunirse de manera efímera por primera vez, reencuentro al que siguió el concluido esta noche.
De todo ello se ha dado cuenta hoy en más de dos horas de música en vivo que han arrancado a las 21,45 horas y que han contado con invitados ilustres como Leiva, Carlos Tarque y Fito Cabrales, no solo «amigos», como rezaba el título de la velada, sino además la prueba irrefutable del legado presente de Tequila y el músculo que ha terminado de impulsar el «show».
No ha empezado mal. A la contagiosa llamada festiva de «Rock and roll en la plaza del pueblo» ha respondido inmediatamente el público, con las espigadas siluetas de Rot a la guitarra, de rojo, y Stivel tras el micrófono, nítido en la voz y enfundado en una chaqueta blanca de flecos.
Junto a ellos, para conformar un sexteto, Julián Kanevsky (guitarra), David Salvador (bajo), Christian Chiloé (batería) y Luis Prado, cuyos teclados saltarines han sido fundamentales en el sonido de la velada.
«¡Buenas noches, Madrid, aquí estamos para pasarlo en grande en una fiesta!», ha anunciado el vocalista de la banda tras despachar a una velocidad rauda «Mira esa chica» y «Matrícula de honor».
A ese ritmo poco han tardado en saldar con «Mr. Jones» y «Me voy de casa» la mínima representación exigible de todos sus discos en el repertorio, que ha proseguido bajando pulsaciones con la seminal «El barco», narración reggae de su periplo atlántico desde Argentina.
De ese tema seminal han pasado al más reciente, «Yo quería ser normal», único fruto surgido de este tercer reencuentro, preparado para la BSO de la película «Superlópez» después de «132 años» sin atizar juntos a las musas.
Cuando el ambiente ha amenazado con impregnarse de algo caduco, como los aullidos trasnochados con los que Stivel ha intentado infligir espíritu rock a la velada, la fuerza de clásicos ajenos al tiempo como «Quiero besarte» se ha impuesto.
«Vivimos intensamente y quiero recordar esta noche a nuestros compañeros, todo nuestro cariño a Felipe, Julián Infante y la sonrisa de Manolo Iglesias», ha destacado Rot antes de recuperar como vocalista un par de éxitos de Los Rodríguez, «Sábado a la noche».
También Stivel ha integrado en el conjunto «Yo era un animal», de su reciente salto a la música en solitario tras años como productor de éxito, lo que ha hecho asistido por la «savia nueva» de Juancho Conejo, algo así como un «sobrino» suyo, han dicho del cantante de Sidecars, con el que luego han interpretado «Que el tiempo no te cambie».
Con «el mejor cantante de rock en español», Carlos Tarque, y con Ricardo Rupérez, ambos de M-Clan, han reavivado las cuerdas fulgurantes de «Necesito un trago» y «Las cosas que pasan hoy», de lo mejor del concierto, mientras que Leiva, «un tipo con mucha luz», ha seducido haciendo suyas «Rock del ascensor» y, sobre todo, «Mucho mejor (hace calor)», otro clásico de Los Rodríguez que ha puesto a cantar a todo el recinto.
Fito Cabrales ha sido el último invitado en aparecer. Con él han sonado «Me vuelvo loco» y un «Nena» chisporroteante, desencorsetado y vociferado a plena potencia, antes del tramo final con «Dime que me quieres», un receso innecesario al subidón de energía con «Ya soy mayor» y, cómo no, el colofón con «Salta!!» para entonar entonces un «hasta la vista, Tequila». ¿O será solo un hasta luego? .