Migrantes centroamericanos ubicados en el albergue “Contra viento y marea” celebran Nochebuena tras una congregación religiosa. Activistas les obsequiaron regalos para hacer más llevadera la noche, el 24 de diciembre de 2018. EFE/Alonso Rochin/Archivo

Tucson (AZ) – A pesar de haber estado detenida dos días en México, donde por momentos la hicieron sentir como una «criminal», Anamichelle Castellano asegura que no descansará hasta conseguir su propósito de entregar personalmente los cientos de regalos que no pudo llevar a familias migrantes en la frontera.

Castellano, que dirige la Fundación Socorro junto a su esposo, fue detenida el pasado 23 de diciembre cuando cruzó el puente internacional de Brownsville, Texas, hacia Matamoros, México, en un automóvil cargado de regalos para los migrantes que quieren pedir asilo en los Estados Unidos y deben esperar del lado mexicano.

Según dijo por teléfono a Efe desde Texas, «fue una triste experiencia, sobre todo triste porque no pudimos llevarles sus regalos y un poco de alegría a todas esas familias que están viviendo en terribles condiciones, eso es lo que más me duele».

Tras cruzar la frontera, el automóvil de Castellano fue sometido a una revisión de rayos x en la que los agentes mexicanos hallaron una caja con municiones que su esposo se olvidó de sacar antes de emprender viaje.

«Al principio no sabíamos que habían encontrado, decían que eran una monedas, pero después nos dimos cuenta que eran una caja pequeña con municiones que mi esposo había olvidado sacar», relató a Efe.

México tiene estrictas leyes federales en contra del contrabando de municiones y armas de fuego.

Castellano estuvo dos días detenida en una oficina gubernamental, mientras su esposo y su hija esperaban por ella afuera.

«Al principio dejaron que mi hija estuviera conmigo, pero después la sacaron, algo que fue muy duro y muy traumático para ella», dijo Castellano.

Indicó que aunque algunos oficiales mexicanos fueron muy atentos con ella, pero otros la trataron como si fuera una «criminal» diciéndole que había cometido un delito muy grave.

«No entiendo muy bien las leyes mexicanas, pero creo que tendrían que tener más flexibilidad si se dan cuenta de que todo se trató de un error,» dijo Castellano.

Originalmente las autoridades mexicanas le pedían una fianza de 8.000 dólares para dejarla en libertad, la cual finalmente fue reducida a 3.000 dólares. En una fecha aun por determinar, deberá comparecer ante un juez en México.

Castellano indicó que este jueves trataron de recuperar el automóvil, donde tiene los más de 300 regalos que llevaban, pero no pudieron hacerlo.

Deberán regresar probablemente mañana viernes con varios documentos incluyendo el título del auto y posiblemente pagar una multa para poder recuperarlo.

«Mi principal objetivo es entregar esos regalos, las familias inmigrantes están pasando momentos muy difíciles, cualquier ayuda es de gran valor», dijo ella.

Entre los regalos de Navidad se encuentran caballitos, muñecas, lápices de colores y objetos de primera necesidad.

Castellanos ya ha visitado en otras seis ocasiones el campamento de migrantes en Matamoros y ha llevado artículos de primera necesidad y víveres.

A la mayoría de las familias inmigrantes que se encuentra en Matamoros les han aplicado el Protocolo de Protección Migrante (MPP), el cual los obliga a permanecer en México mientras se procesa su petición de asilo en los EE.UU.