Tegucigalpa – Tras 20 años del fallecimiento de sus gemelas, María Jesús y Belia María, doña Belia Sorto sigue visitando su última morada, en el cementerio General de la capital hondureña, que en ocasión del Día de todos los Santos, luce limpio, con mucha presencia policial y la visita de familiares que como ella han llegado a honrar a sus muertos.

“Aprovechando que hoy hay mucha seguridad, uno puede venir a enflorar a los angelitos, ya mañana (2 de noviembre) Día de los Difuntos, creo que también vendrá bastante gente, ya otros los otros días uno no puede venir, porque la delincuencia de ahora hace que uno desconfíe mucho”, indicó la mujer, quien llegó al panteón acompañada de una nieta.

Las hijas de doña Belia murieron a temprana edad y aunque pasan los años, ella las recuerda con cariño, “mientras uno viva, siempre hay que venir, traerles flores, las oraciones y la compañía”, refirió.

Visita en familia

A pocos pasos de donde estaba la mujer, un grupo de señoras servían refresco mientras llegaba el resto de hermanos y sobrinos para visitar a los al menos 10 familiares que están enterrados en el cementerio.

La familia Silva tiene una tradición que supera los 40 años, llegan juntos, en familia para visitar a quienes se les adelantaron. Comparten la mayor parte del día, llevan comida, coronan, limpian las tumbas, se ponen al día mientras recuerdan a sus seres queridos. “Ya en la tarde nos vamos”, dijo.

“Desde que estaba mi abuela y mi mamá, se hicieron de su terrenito para que toda la familia estuviera junta. Mi mamita tenía a sus hijos, a sus nietos, luego ella también está enterrada aquí. Mi hermana tiene a sus niños aquí, yo tengo a mi esposo aquí también”, relató Thelma Esperanza Silva.

La familia Silva visita dos cementerios estos dos días en que se honra a los muertos: el 1 de noviembre que según algunos relatos, el papa Gregorio III (731-741) dedicó dicho día una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de Todos los Santos y el 2 de noviembre, el Día de los Fieles Difuntos se conmemora desde que en el siglo X un monje benedictino, san Odilón, empezara a celebrar en esa fecha en concreto una misa pidiendo por todos los difuntos.

“Venimos aquí al General y al cementerio que está por Guasculile, en el sector de la colonia Cerro Grande, por la salida a Olancho”, comentó doña Thelma.  

Ahora, “por tanto peligro, nos reunimos en familia uno de los dos días”, dijo al comentar que este año, unos 15 familiares compartirían la ocasión”.

Las visitas en familia iluminan el camposanto en estas fechas. Doña Carmen Leticia Savari llegó con su hijo y su nieto, su tía de 91 años y su esposo.

“Hay que enseñarle a los niños lo que es el cementerio, aquí están los abuelos de él y otros familiares. Solo se dice que es un lugar antiguo, pero hay que traerlos y que lo conozcan”, afirmó.

Alejada por los asaltos

Las personas con las que Proceso Digital conversó durante el recorrido realizado en las primeras horas del viernes coinciden en el tema de la seguridad como un factor que hace que sus visitas no sean frecuentes al camposanto.

A doña Martha Zepeda la asaltaron hace un par de años. “Desde que mi mamá murió, en el año 2000, yo no he dejado de venir, pero en los últimos años solo vengo dos veces al año: el Día de la Madre y el Día de Difuntos, que es cuando hay seguridad en el cementerio”, manifestó.

“Yo no me olvido de mi madre, Esperanza Vides, hasta el último día que Dios me de vida”, dijo mientras limpiaba el sepulcro de su progenitora

La mujer ha querido reparar la tumba de su madre, que está a unos 100 metros de la entrada principal, pero después de que un grupo de maleantes les sacaron carrera no pudo hacerlo.

“Antes de ese tiempo veníamos seguido, varias veces, pero después solo podíamos venir esos dos días al año, pero dicen que ahora hay seguridad, dicen que repararon el muro perimetral y que ya no se meten a asaltar, esperemos que se mantenga así”, indicó.

Tumbas abandonadas

En el cementerio General, que está ubicado en una zona antañona de Comayagüela, los contrastes se notan en los primeros metros del recorrido.

La entrada del sitio, que comenzó a ser construido en 1875 por el general José María Medina y luego el gobernante Marco Aurelio Soto (que descansa en este camposanto) siguió la obra hasta llegar a lo que es en la actualidad, dividido en el nuevo y viejo cementerio, está pavimentada, pero al adentrar, el terreno es de tierra, maleza y una quebrada cruza el camposanto.

El terreno del Cementerio General comprende una extensión de 35 manzanas, en marzo de 1995 el Congreso Nacional lo decretó como «Patrimonio Histórico Nacional» dejándose de vender lotes y ordenándose su protección y cuidado. El lugar prácticamente está en ruinas.

Martha Zepeda destacó que este año el lugar está más limpio, con muchos policías municipales.

“En otros años me ha tocado limpiar tumbas que no son mías. El año pasado el monte estaba del alto de una persona y no me costó encontrar la tumba de mi mamá, tuve que mandar a limpiar las tres tumbas seguidas”, relató.

Yamelí Rueda, de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) indicó que los trabajos de limpieza dieron inicio hace dos semanas y hoy continuaban.

“Desde hoy la gente ha venido en mayor cantidad que en otros años, vienen a limpiar las tumbas, traen flores bonitas, les dejan bien bonitas las tumbas a sus familiares”, comentó, aunque agregó que hay varias tumbas que hace tiempo no reciben ni una flor.

“Ojalá que las flores permanezcan allí, pero que también se acuerden de sus muertos en otros tiempos, que vengan más seguido, la gente puede llegar a visitar a sus familiares, pasa a la gerencia del cementerio y allí en administración dan un ticket de visitante y entran”, describió.

Alfombras y música el Día de Finados

El gerente de Orden de Orden Público la AMDC, Marco Méndez dijo que este año intensificaron las labores de aseo. “Este año nos corresponde tener unas alfombras, así como se hace en Semana Santa, las vamos a tener acá mañana, además estará la Banda de los Supremos Poderes, atenderemos a la gente con agua, café, con comida”, dijo.

En las afueras del cementerio, varios vendedores de flores están dispuestos con arreglos que van desde 25 hasta 200 lempiras o más y que como las visitas en familia, sus negocios son de tradición.

“Hoy ha venido poca gente, pero lo tradicional es que el Día de Finados se llene, así que esperamos a que mañana quienes venga a visitar a sus deudos les lleven flores, que los recuerden con amor”, manifestó Melvin Villalobo, quien viene a vender flores al cementerio General desde niño, cuando acompañaba a su madre. VC

Personajes que reposan en el Cementerio General

La tumba del general Tiburcio Carías Andino.

El cementerio General es el hogar de grandes personajes de la historia de Honduras. Sus mausoleos guardan para el caso los restos de los expresidentes como Policarpo Bonilla, quien gobernó en el periodo 1885-1889 y falleció en 1926; Vicente Mejía Colindres quien gobernó en el periodo 1929-1933 y murió en 1966.

Asimismo está sepultado en las cercanías de la entrada al lugar, el general Tiburcio Carías Andino, quién estuvo en el poder desde 1933 hasta 1949 y falleció en 1969.

Otros ex gobernantes como Miguel R Dávila (1907-1911), Alberto Membreño (1915-1916), Rafael López Gutiérrez (1920-1924), Julio Lozano Díaz (1954-1956) y Ramón Ernesto Cruz (1971-1972) también descansan allí.

Uno de los primeros monumentos fúnebres más hermosos en el cementerio fue el construido por don Santos Soto para la reconocida familia Soto. Elaborado en piedra pura.

También hay una zona donde descansan los restos de varios ciudadanos originarios de china. Es así que allí descansan patriarcas de los Yu-Shan, Quan, León, Waiming y Yu-Way, entre otras reconocidas familias que emigraron de China para hacer de Tegucigalpa su casa.

Poetas ilustres como Ramón Rosa, descansan en el cementerio general al igual que Juan Ramón Molina y literatos y periodistas como Paulino Valladares, Marcos Carias Reyes, Augusto C. Coello, Julián López Pineda.