Tegucigalpa – A más de cinco meses sin clases presenciales por la crisis del COVID-19 en el país, ha quedado expuesta la brecha existente para una educación digital y sin lupa se pueden ver los retos persistentes en este sector que en décadas se ha mantenido sin mayor evolución y con la pandemia más bien tiende a involucionar.

– Estudio BID: Tras la pandemia y 22,269 muchachos entre 18 y 23 años se sumarían a la fila de jóvenes que no estudian ni trabajan (JNET), en Honduras.

Así se deja ver en el estudio del Impacto Educativo, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)-2020 Contagio del Covid-19 hacia la Educación, Estimaciones para Honduras, que presenta proyecciones desalentadoras en la región y Honduras no es la excepción.

El estudio remarca en contexto que, en el promedio de los países mesoamericanos, la asistencia escolar en Honduras se encuentra por debajo, para todas las edades y es la segunda más baja a partir de la secundaria baja y hasta el nivel superior. Además, Honduras tiene también una de las más altas tasa de abandono escolar entre el mismo grupo de países.

La investigación del organismo internacional advierte que esta situación se agravará, durante y después de la pandemia, para el caso a los 493 mil jóvenes entre 7 y 18 años fuera de la escuela se le sumarían a 31 mil post COVID-19, un aumento del 6.2 por ciento.

Se revela que la composición social de los estudiantes que se desvincularían de la escuela es variada; 61 por ciento pobres, 34 por ciento clase media – vulnerable y 5 por ciento clase media-consolidada. Y el 55 por ciento de los estudiantes que se desligarían de la escuela corresponde a mujeres y 45 por ciento a hombres.

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