Washington – Leana Wen, presidenta de Planned Parenthood, la mayor red de clínicas de salud sexual y reproductiva de Estados Unidos, lamenta que la Administración del presidente Donald Trump pretenda abocar a los inmigrantes a «vivir en las sombras» al querer ampliar el concepto de «carga pública».

«Si esta propuesta sale adelante, asustaría tanto a los inmigrantes ante las posibles consecuencias de acceder a programas de salud que les empujaría aún más a vivir en las sombras», lamentó Wen en una entrevista telefónica con Efe.

Con este contundente mensaje esta médico intenta concienciar a los ciudadanos para que hagan lo posible para evitar que el Gobierno saque adelante la nueva normativa sobre «carga pública», que se encuentra en estos momentos en fase de consideración y abierta a los comentarios de los ciudadanos.

El término «public charge», que fue empleado por primera vez en la Ley Migratoria de 1882, hace referencia a los requisitos por los que se considera que una persona supone un lastre para las arcas del Estado, lo que puede dificultar sus posibilidades de obtener un visado.

El pasado mes de septiembre, el Gobierno presentó una propuesta para ampliar este concepto, que hasta ahora se centraba principalmente en quienes recibían prestaciones monetarias, para que incluya también a quienes recurren a servicios sanitarios gratuitos o a vales para alimentos.

«No me puedo imaginar verme obligada a tener que elegir entre mi hijo de un año de edad y los derechos de mi familia a permanecer en Estados Unidos», lamentó la directiva, quien sostiene que la propuesta «carece de ética y es injusto».

Según diversas organizaciones sociales, esta medida afectaría a cualquier familia inmigrante de cuatro personas que devengue menos de 63.000 dólares al año.

Además, numerosos inmigrantes de la tercera edad, muchos de los cuales obtienen medicamentos recetados a bajo costo a través de programas subvencionados, también podrían verse obligados a renunciar a esas ayudas.

Wen tiene la esperanza de que la reacción de los ciudadanos, que tienen hasta el próximo lunes para expresar su opinión sobre el proyecto, ayude a parar una iniciativa que, según reconoce, le duele de una manera muy personal.

La vida de la doctora, que antes de incorporarse a Planned Parenthood hace apenas unas semanas fue la responsable de la cartera de Salud de la ciudad de Baltimore (Maryland, EE.UU.), comparte muchas similitudes con aquellos que ahora podrían verse obligados a tener que abandonar el país.

Nacida hace 35 años en Shangai (China), Wen recuerda todavía con claridad aquel lejano día de diciembre de 1990 en que, siendo aún una niña, llegó junto con su familia a suelo estadounidense.

De origen humilde, sus padres «hicieron todo lo posible» por darle «una vida mejor» que aquella a la que podía aspirar en su país de origen, algo que solo fue posible gracias a las ayudas que recibieron del Estado.

«Estos son beneficios de los que disfruté en mi juventud y que me permitieron tener una infancia sana y segura, y me posibilitaron perseguir mis sueños cuando fui adulta», explicó.

De acuerdo con la activista, las «bárbaras» normativas de la Administración de Trump supondrán «otra barrera» para una comunidad que ya ha empezado a evitar los centros sanitarios ante el temor de que una visita al médico pueda acabar cerrándole las puertas del país.

A pesar de estos fuertes lazos con su pasado, no obstante, la cruzada de Wen no se basa solo en aspectos emocionales.

La directiva teme que la decisión de millones de inmigrantes de no recurrir a los servicios médicos podría tener graves consecuencias para todos los estadounidenses.

«Las vacunas salvan vidas, por lo que no podemos permitirnos tener a gente con miedo a solicitarlas. La gripe o la tuberculosis podrían repuntar», advirtió.

En definitiva, un ejemplo más de cómo una decisión del presidente Trump podría acabar teniendo graves consecuencias sobre la población de un país que durante años se ha enorgullecido de estar formado por inmigrantes.