Washington – «¿Quién pagará el muro?», preguntaba el entonces candidato a ser presidente de EE.UU., Donald Trump, en sus eventos de campaña. «¡México!», respondía al unísono una agitada multitud, que no dudaba de la capacidad negociadora del neoyorquino para conseguir cerrar acuerdos. Todo eso ha cambiado.
Ese «arte de negociar», del que tanto ha presumido Trump a lo largo de su carrera profesional y, ahora, política, no ha funcionado con esa promesa electoral, que aseguraba que el país vecino iba a sufragar el coste de la construcción del cercado fronterizo.
Cuestionado esta semana sobre si será México el que pague el muro, Trump defendió que «nunca» ha dicho que el país vecino «escribiría un cheque» para pagar su construcción, a pesar de que ha repetido más de 210 veces que financiaría la protección fronteriza de su nación, según el recuento del diario The Washington Post.
La campaña electoral de Trump describió en abril de 2016 los pasos que el entonces candidato tomaría para obligar a México a pagar entre 5.000 y 10.000 millones de dólares para financiar el muro.
Ese supuesto plan se basaba en gran medida en amenazar con prohibir las remesas de mexicanos viviendo en Estados Unidos hacia sus familiares, a menos que el Ejecutivo mexicano pagase una cantidad para el muro.
«Es una decisión fácil para México: realizar un pago único de entre 5.000 y 10.000 millones para garantizar que 24.000 millones continúen fluyendo en su país cada año», reflejó la nota de la campaña.
La primera vez que el mandatario afirmó que sería México el que se haría cargo del costo de la barrera en el linde ocurrió en junio de 2015, en una celebración en la Torre Trump, situada en la Quinta Avenida de Nueva York.
«Yo construiría un gran muro, y nadie construye muros mejor que yo, créanme, y lo construiré a muy bajo costo, construiré un gran gran muro en nuestra frontera sur. Y haré que México pague», auguró el precandidato presidencial.
Trump evitó entrar en detalles, pero repitió esa noche que México iba a costear su anhelada construcción fronteriza.
A medida que fue avanzando la campaña, prometió que encontraría el dinero necesario para el muro usando todo tipo de estrategias: reduciendo el déficit comercial con México, obligando al Gobierno a pagar mediante el bloqueo de transferencias bancarias y visados o aumentando los impuestos de los visados a ciudadanos mexicanos, entre otras.
Tanto el expresidente mexicano, Enrique Peña Nieto (2012-2018), como su sucesor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador, han rechazado frontalmente la idea de que el muro se financie con dinero de las arcas mexicanas.
Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump bajó el ritmo en sus referencias al pago de la barrera, aunque continuó afirmando que México se haría cargo.
En las últimas semanas, fue un paso más allá y aseguró que «México está pagando por el muro».
Según su argumento, ya está sufragando la construcción del muro gracias al dinero que EE.UU. se ahorra a través del nuevo acuerdo comercial T-MEC, que aún no ha sido aprobado por el Congreso estadounidense y que, por ende, no ha entrado en vigor.
Hasta ahora, ninguna de las promesas, amenazas o estrategias de Trump ha funcionado y, ahora, su inamovible actitud respecto a la «necesidad» de levantar un muro en la frontera sur de su país ha provocado un cierre parcial de la Administración, que inició el pasado 22 de diciembre.
Después de asumir de que México no financiará el muro, el mandatario quiere obligar al Congreso a incluir fondos para su construcción en los presupuestos, una opción que la bancada demócrata no acepta y que ha llevado al país a la parálisis administrativa más larga de su historia.