Washington – El Gobierno de Donald Trump ha expulsado a 10 mil inmigrantes desde el inicio de la crisis por el coronavirus amparado en las normas de emergencia adoptadas para evitar su propagación, según reveló este jueves The Washington Post.
El rotativo capitalino, que cita a funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), asegura que las deportaciones sumarias o «expulsiones» se empezaron a aplicar el pasado 21 de marzo.
Bajo las medidas de emergencia de salud pública, las autoridades fronterizas han devuelto a México a los indocumentados saltándose los procedimientos habituales de las leyes migratorias.
El Post señala que CBP tiene en estos momentos a menos de 100 personas bajo su custodia, cifra que contrasta con las casi 20.000 detenidas para esta mismo periodo del año pasado, cuando se desató lo que el Gobierno de Trump calificó como crisis fronteriza.
«Los que están indocumentados o no tienen documentos o autorización son rechazados», dijo el comisionado interino de la CBP, Mark Morgan, citado por el diario.
Según estimó Morgan, las expulsiones rápidas han hecho retroceder en un 56 % los cruces hacia territorio estadounidense, lo que sitúa la inmigración irregular en su punto más bajo en décadas.
Las medidas también han cerrado las puertas a los solicitantes de asilo.
Morgan defendió que «no se trata de inmigración», sino de salud pública y de «presentar estrategias agresivas de mitigación y contención».
La catedrática de Derecho del Boston College Kari Hong consideró que lo que está sucediendo en este momento en la frontera «es una tragedia» y advirtió que Estados Unidos está abandonando su «compromiso legal de dar asilo a las personas cuyas vidas están en peligro en otros países».
Para la codirectora de la coalición Families Belong Together, Paola Luisi, la Administración Trump está «utilizando una pandemia mundial para avanzar en una agenda de supremacía blanca sin tener en cuenta el bienestar de los niños y las familias».
El pasado 18 de marzo, Trump confirmó que negará la entrada al país a todos los solicitantes de asilo debido a la crisis del coronavirus.
La medida abarca tanto la frontera con México como la de Canadá y permite a Estados Unidos expulsar del país a los inmigrantes indocumentados sin ningún periodo de detención, ni el debido proceso.
Dos días después, el 20 de marzo, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, informó que su país recibirá a los migrantes centroamericanos que Estados Unidos decida regresar de inmediato a su territorio al rechazar su solicitud de asilo debido a la pandemia.