Un hombre usa una máscara con la imagen del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una protesta contra su visita este miércoles a San Diego California (EE.UU.). Donald Trump visita hoy un tramo del controvertido muro en la frontera con México, en el marco de su viaje de dos días por California, que le ha llevado a la bahía de San Francisco, Los Ángeles y San Diego. EFE/David Maung

San Diego (CA) – El presidente Donald Trump insistió este miércoles en la necesidad de un tramo de unas 500 millas (más de 800 kilómetros) de muro fronterizo para atajar lo que considera «una tremenda emergencia nacional».

Durante una visita a un tramo de la valla fronteriza erigida en Otay Mesa (sur de California), el presidente señaló que la «tremenda emergencia nacional» que supone el tráfico de drogas y personas solo podrá ser contenida con la construcción del muro y «cuando los traficantes de personas no puedan atravesarlo».

Añadida hoy en la agenda oficial de su gira por California, Trump ha vuelto al mismo sitio que visitó en 2018 para observar los ocho prototipos del nuevo muro que durante su campaña electoral prometió construir en las más de 2.000 millas (más de 3.200 kilómetros) de frontera con México.

El proyecto de los prototipos rebasó los 3 millones de dólares y finalmente fueron demolidos en febrero de este año sin que ninguno fuera seleccionado.

No obstante, la valla fronteriza en San Diego comenzó a ser reemplazada en junio de 2018 por un nuevo muro metálico de entre 18 y 30 pies (entre 5 y 9 metros) de altura, casi el doble que el tramo anterior, por un costo de 147 millones de dólares.

Entre la comitiva que acompañó al mandatario estuvo el secretario de Seguridad Nacional en funciones, Kevin McAleenan, quien señaló a los periodistas que acompañó al grupo que el área donde se levantaron los prototipos tiene ahora unas 24 millas (38 kilómetros) de pared primaria o secundaria.

Trump dijo que las características del nuevo muro en esta área hacen más difícil el ingreso de personas porque no es fácil de escalar ni de cortar.

El presidente firmó una de las columnas del muro durante su recorrido y luego tuiteó una imagen en la que aparece el concreto a sus espaldas junto con la frase «No más falso asilo», reforzando así los comentarios que ha hecho antes en torno a los «criminales» que toman ventaja de la política migratoria de asilo humanitario estadounidense.

Trump aseguró que una vez sea levantada la nueva barrera los contingentes militares desplegados en la frontera serán retirados y se mantendrán solo los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).

Respecto a la cooperación de México para abordar la crisis migratoria, luego de enviar agentes de la Guardia Nacional mexicana tanto a la frontera con Estados Unidos como a la que dicho país comparte con Centroamérica, Trump resaltó que «están pagando por 27.000 soldados».

También dijo que con subir los aranceles a México en un 5 % por seis meses quedaría cubierto el costo total del muro, pero descartó que vaya a tomar una medida en ese sentido.

Menos de 15 personas, entre simpatizantes y trabajadores de Otay Mesa, una zona comercial al sur de la ciudad de San Diego, esperaron sobre las calles la llegada del convoy que transportó al presidente y a funcionarios federales, algunos de ellos de la Patrulla Fronteriza.

Trump arribó a California, un territorio hóstil para él, el martes procedente de Nuevo México, en el marco de una gira de recaudación de fondos que lo llevó a San Francisco, a la que visitó por primera vez desde que es presidente y donde permaneció poco más de tres horas sin dejarse ver en público.

Posteriormente partió a Los Ángeles y fue parte de una cena de recaudación de fondos en Beverley Hills, para luego, hoy miércoles, dirigirse hacia San Diego, en el sur de California.

Entre los que esperaban al presidente a su llegada a la estación aérea militar de Miramar, en San Diego, estaba Yisroel Goldstein, rabino de la sinagoga Chabad en Poway, quien resultó herido en el tiroteo que se registró en abril de este año en este centro religioso.

«Estamos construyendo un montón de muro», prometió el presidente este miércoles a sus seguidores, mientras que cerca de 200 manifestantes se apostaron cerca del US Grant Hotel, en el centro de San Diego, donde Trump se reunió con contribuyentes para una comida cuyos boletos alcanzaron hasta los 100.000 dólares.

En las inmediaciones del lugar se levantó un globo gigante del «Bebé Trump», que presenta al presidente como un bebé, a la vez que los protestantes expresaron su rechazo a las políticas migratorias que actualmente mantienen en Tijuana (México) a unos 10.000 migrantes que solicitaron asilo en Estados Unidos.

En su recorrido por el muro, el mandatario apuntó hacia Tijuana y dijo que «hay miles de personas de aquel lado que están intentando entrar».

De la viabilidad del plan de construir entre 450 y 500 millas (724 y 806 kilómetros) de valla fronteriza el próximo año, anunciado desde la semana pasada por su Administración, Trump aseguró que dependerá de las condiciones del terreno.

El anuncio movilizó a grupos nativos americanos que han manifestado su oposición a que tramos de la verja pasen por sus tierras.

Asimismo, esta semana el diario The Washington Post difundió un informe del Servicio Nacional de Parques que advirtió que el plan de levantar una estructura de acero en la frontera sur puede dañar hasta 22 sitios arqueológicos.