Washington – El presidente de EE.UU., Donald Trump, reactivó este miércoles la tensión con México al amenazar de nuevo con cerrar la frontera y enviar allí a más soldados, después de un leve incidente militar y ante el avance por el país vecino de nuevos grupos de inmigrantes indocumentados.
A Trump le bastaron dos tuits para reabrir una disputa con México que estaba latente desde hace tres semanas, cuando retiró su amenaza de cerrar inmediatamente la frontera común debido al «buen trabajo» que, a su juicio, estaba haciendo el Gobierno mexicano en la detención de indocumentados que llegaban de Centroamérica.
Lo que enfureció esta vez a Trump fueron las informaciones de nuevas caravanas de indocumentados que atraviesan México con rumbo a Estados Unidos, sumadas a un reciente artículo que reveló un leve incidente en la frontera entre soldados mexicanos y estadounidenses.
«Una caravana muy grande de más de 20.000 personas ha empezado a subir por México. Se ha reducido en tamaño por México, pero sigue llegando. México debe detener al resto o nos veremos obligados a cerrar esa sección de la frontera y llamar al Ejército», dijo Trump.
El mandatario añadió que unos «soldados de México recientemente sacaron armas contra los efectivos de la Guardia Nacional estadounidense».
«¡Más vale que no vuelva a pasar! Estamos enviando ahora a soldados armados a la frontera», agregó.
Lo que por el tuit parecía un despliegue inminente en la frontera se quedó enseguida en una mera amenaza, o como mucho, en una confirmación de los planes de Trump de reforzar pronto la misión militar, que ya lleva un año activa.
El Pentágono no recibió inmediatamente órdenes de reforzar su presencia en la frontera con México, aunque cree que «habrá más peticiones de asistencia en el futuro», explicó a Efe un portavoz del Departamento de Defensa, el teniente coronel Jamie Davis.
La fuente confirmó que el número de efectivos en la frontera roza los 5.000 -entre ellos 2.900 militares en activo y 2.000 reservistas de la Guardia Nacional-, lo que supone, de hecho, un descenso respecto a los alrededor de 6.000 que había a comienzos de marzo.
El único mensaje al respecto desde la Casa Blanca llegó de parte de la consejera de Trump, Kellyanne Conway, quien se limitó a decir que el presidente «podría» enviar más tropas a la frontera, pero no corroboró que haya ningún plan inmediato para hacerlo.
El incidente militar que irritó a Trump lo reveló el pasado viernes la revista Newsweek y ocurrió el 13 de abril, cuando cinco o seis soldados mexicanos se acercaron al vehículo de dos efectivos del Ejército terrestre de EE.UU. cerca de Clint (Texas) y les apuntaron con sus armas, exigiéndoles abandonar el automóvil.
El Pentágono investigó el incidente y concluyó que «los militares mexicanos creyeron equivocadamente que los soldados estadounidenses estaban al sur de la frontera con México, pero estaban en territorio estadounidense», detalló a Efe el teniente coronel Davis.
Los soldados mexicanos se fueron de la zona tras «una breve discusión», según el Pentágono, que interpreta el altercado como un malentendido debido a que el vehículo no tenía logos oficiales.
La Cancillería mexicana aseguró hoy miércoles en un comunicado que el suceso se debió a que en esa zona «los límites de la frontera no resultan claros por su geografía», y subrayó que esos incidentes son algo «común» y no tienen «consecuencias para ambos gobiernos», que en este caso «estuvieron en contacto directo y oportuno».
Esos matices importaron poco a Trump, quien además insinuó en su tuit que los soldados mexicanos provocaron el suceso «como táctica de distracción para los narcotraficantes», sin citar pruebas.
Trump también magnificó el número de indocumentados que atraviesan México, porque las autoridades mexicanas calcularon inicialmente que eran unos 20.000, pero luego admitieron que esa cifra era incorrecta e informaron de la movilización de al menos tres grupos que sumaban unos 5.874 inmigrantes en total.
El Gobierno de México ha endurecido su respuesta a la llegada de indocumentados, y mantiene contenidos a miles de centroamericanos desde hace meses cerca de la frontera con Guatemala.
Las amenazas de Trump no cambiaron la postura del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien en su rueda de prensa matutina insistió en que su país no caerá en «ninguna provocación» y subrayó: «No vamos a pelearnos con el Gobierno de EE.UU.»
Y Trump tardó poco en contradecirse: si en su tuit matutino denunció que «México no está haciendo ni de lejos lo suficiente para detener y deportar» a indocumentados, unas horas después afirmó en un discurso que el país vecino «está empezando a detener y devolver a su país» a esos inmigrantes.