La joven saudí, Rahaf Mohammed Al-Qunun (c), conversa con el jefe de la policía de inmigración de Tailandia, Surachet Hakparn (d), antes de abandonar el aeropuerto Suvarnabhumi en Tailandia. EFE/ Oficina De Inmigración De Tailandia

Bangkok – La joven saudí que huyó a Bangkok tras apostatar ha conseguido protección de la ONU gracias a sus tuits virales, aunque también una avalancha de amenazas de muerte por las que hoy decidió cerrar su cuenta en la red social.

La saudí Rahaf Mohammed Al-Qunun se encontraba acorralada el pasado fin de semana en el principal aeropuerto de Bangkok, donde llegó huyendo de su familia, pero empezó a pedir auxilio en Twitter y convirtió su odisea en una causa global.

«Soy la chica que huyó a Tailandia. Ahora estoy en peligro real porque la Embajada de Arabia Saudí está intentando forzarme a volver», escribió Al-Qunun el pasado sábado en su primer tuit, escrito en árabe, en la red social.

La joven de 18 años llegó ese día al aeropuerto de Suvarnabhumi procedente de Kuwait, donde aprovechó que las mujeres pueden viajar sin el consentimiento de sus guardianes masculinos como sí ocurre en su país natal.

Su intención era, con el apoyo de amigas en varios países occidentales, llegar hasta Australia con un visado de turista y pedir asilo.

Sin embargo, Al-Qunun denunció que diplomáticos saudíes y empleados de la aerolínea Kuwait Airways le confiscaron el pasaporte y las autoridades tailandesas le dijeron que la iban a deportar a Kuwait, donde la aguardaban sus familiares.

«Tengo miedo. Mi familia me matará», escribió Al-Qunun, quien se atrincheró en la habitación de su hotel en la zona de tránsito del aeropuerto.

Con una cuenta que abrió este mes y apenas 28 seguidores, sus tuits llamaron la atención de la activista y periodista egipcia Mona Eltahawy, que empezó a traducir sus mensajes del árabe al inglés.

Horas más tarde, el subdirector de Human Rights Watch en Asia, Phil Robertson, empezó a retuitear también los mensajes de la saudí y pidió la mediación del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

A medida que aumentaban los seguidores de Al-Qunun en Twitter con la etiqueta #SaveRahaf -unos 27.000 el domingo- también crecía su angustia en la habitación del hotel ante la insistencia de los empleados de la aerolínea en que tenía que tomar el avión.

Con fotos y vídeos en las que mostraba cómo había bloqueado la puerta de su cuarto con colchones, su historia se hizo viral en las redes sociales y en medios de todo el mundo y lunes ya contaba con 42.000 seguidores.

«No salgo de mi habitación hasta que vea a ACNUR. Quiero asilo», tuiteó Al-Qunun en un vídeo.

«Según la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967 (de la ONU sobre los refugiados), soy Rahaf Mohammed, formalmente buscando estatus de refugiada en cualquier país para que me proteja de daño o ser asesinada debido a abandonar mi religión y de la tortura de mi familia», tuiteó Al-Qunun el lunes.

El avión salió sin la joven saudí a bordo y las autoridades tailandesas permitieron finalmente a Al-Qunun entrar temporalmente en el país bajo la protección de ACNUR.

El miércoles, Australia anunció que ACNUR le había pedido que acogiera como refugiada a Al-Qunun, que ya acumulaba 107.000 seguidores en la red social, y comenzó a procesar la solicitud de asilo.

Twitter creó «una ola de apoyo y desató un reacción de los principales medios, mucha gente estaba pendiente de esta situación dramática», indicó a Efe Phil Robertson, de HRW.

Según Robertson, otros factores que hicieron viral la historia fueron la discriminación de las mujeres en Arabia Saudí e incluso el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul el pasado 2 de octubre.

En Arabia Saudí, Al-Qunun podría ser procesada por desobedecer a sus guardianes masculinos, dañar la reputación del país o incluso apostatar, delito que es castigado con la pena capital.

Esta joven saudí hace una semana desconocida alcanzó seis días después de empezar a tuitear 134.000 seguidores y ahora está pendiente de ser acogida como refugiada en Australia.

En los últimos días los mensajes de la saudí han sido más positivos, incluso con corazones y mensajes optimistas, aunque también han arreciado las amenazas de muerte.

«Rahaf recibió amenazas de muerte y por esta razón ha cerrado su cuenta de Twitter, por favor salvad la vida de Rahaf», afirmó en la red social Nourah, amiga de Al-Qunun y quien también huyó de Arabia Saudí el pasado octubre. Gaspar Ruiz-Canela