Granada – Un estudio de la Universidad de Granada ha demostrado que los días más duros de la pandemia en 2020, con los confinamientos, la suspensión de competiciones y la alteración de entrenamientos, pusieron a prueba la resistencia psicológica de los deportistas de élite, especialmente grave en los olímpicos.
El confinamiento de 2020 derivado de los días más duros de la pandemia alteró la vida de toda la población aunque afectó de manera especial al deporte de élite, obligado durante semanas a cancelar competiciones y reinventar los entrenamientos.
Una investigación liderada por el profesor del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada Juan González Hernández ha estudiado los efectos de este periodo en deportistas olímpicos que vieron paralizada su vida en Centros de Alto Rendimiento Deportivo.
El trabajo ha demostrado que la incertidumbre sobre el futuro y la ruptura de las rutinas habituales de preparación y competición fueron más desestabilizadores en la pandemia para deportistas olímpicos y profesionales, que aumentaron sus pensamientos negativos e intrusivos y tuvieron mayores niveles de ansiedad y angustia.
«La cancelación de competiciones, la incertidumbre ante la imposibilidad de entrenar con asiduidad, el alejamiento de los grupos deportivos o el cierre de instalaciones de entrenamiento supusieron un enorme golpe psicológico», ha explicado González en un comunicado.
Según el estudio, durante la pandemia aparecieron señales de angustia que dieron lugar a una afección psicológica parecida a la de una lesión de larga duración.
Los resultados del estudio han demostrado que los deportistas que disponen de mayores recursos psicológicos, es decir, los que entrenan esta faceta, han sufrido menores niveles de respuesta disfuncional como la ansiedad, el estrés, la alexitimia o la depresión porque tienen más defensas para tolerar la angustia.
El estudio también ha comprobado que el impacto psicológico ha variado según la disciplina y el soporte, tanto en personal como entrenadores como material o económico.
La merma de competiciones, la incertidumbre del no contacto o no implicación de patrocinadores o fuentes de apoyo externas, supuso un aumento de las preocupaciones y desganas para continuar durante los primeros meses de confinamiento.
Por otro lado, los deportes colectivos han sufrido algo menos que los individuales, según este trabajo, al ser grupos con mayor número de personas y relaciones, entre las cuales se mantuvo la interacción de muy diversas maneras.
El agravante de esta situación ha estado en que 2020 iba a ser el año de unos Juegos Olímpicos, por lo que en el primer semestre la mayor parte de deportistas estaba en las rectas finales de sus niveles de exigencia para poder llegar a una cita, la de Tokio, que se tuvo que aplazar por la pandemia al presente verano.