Washington – El artista y profesor de arquitectura de la universidad californiana de Berkeley Ronald Rael aprovechó la estructura de la valla fronteriza que separa a Estados Unidos y México para instalar tres balancines de color rosa, para que los niños de ambos lados puedan jugar juntos, informaron hoy medios locales.
La instalación artística emplea a modo de fulcro la viga horizontal que sirve para fijar los distintos bolardos de acero que conforman el tramo de la valla próximo al municipio de Sunland Park, Nuevo México, dejando a cada lado de la frontera uno de los brazos del balancín.
De esta manera, el juguete sólo funciona si dos personas situadas en países diferentes colaboran.
«El muro se convirtió literalmente en un punto de apoyo para las relaciones entre niños y adultos de EE.UU. y México que se vieron conectados de forma significativa al reconocer que las acciones que tienen lugar en un lado tienen una consecuencia directa en el otro», señaló el arquitecto en un mensaje divulgado a través de Instagram.
El artista ha grabado gracias a un dron un vídeo en el que, a vista de pájaro, se puede ver cómo un grupo de personas disfrutan de los balancines, unas imágenes que han tenido una gran repercusión en las redes sociales.
Se desconoce si Rael obtuvo algún tipo de permiso oficial para llevar a cabo su proyecto o cuándo llevó a cabo su instalación.
La construcción de un muro fronterizo que atraviese toda la frontera sur del país fue una de las grandes promesas electorales del actual presidente, Donald Trump, durante la campaña de 2016.
La instalación artística, no obstante, se produce en un momento delicado para la Administración de Trump después de que en los últimos días diversos medios, algunos de ellos favorables al mandatario, como la polémica web Breitbart, se hicieran eco de un comunicado oficial que reconoce que -tras más de dos años de mandato- aún no se ha construido ni un solo kilómetro nuevo de muro.
Hasta la fecha, según ha indicado el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), debido a la dificultad para obtener los permisos para edificar en tramos nuevos, el Gobierno se ha limitado a renovar unos 83 kilómetros de valla ya existente.